El Senasa recordó las precauciones básicas a tener en cuenta para conservar la inocuidad y calidad de los alimentos, tanto durante las estaciones cálidas como en situaciones que alteran la normalidad de su conservación.
En verano, las altas temperaturas crean las condiciones óptimas para el crecimiento y desarrollo de microorganismos (bacterias y mohos). Por lo tanto, el Senasa recomendó a los consumidores, durante estos meses, extremar las precauciones para evitar las alteraciones no deseadas -aunque sin olvidar que pueden producirse en cualquier época del año-.
A su vez, remarcó la importancia de que ésas precauciones son más necesarias durante los cortes en el suministro de energía eléctrica ya que, al no poder conservar los alimentos normalmente, sus condiciones adecuadas se ven afectadas.
Con frecuencia se asocia al verano con ciertos trastornos que afectan a nivel gastrointestinal y que son provocados por alimentos que parecen estar en buen estado pero que pueden comprometer nuestra salud durante varios días.
Los alimentos pueden deteriorarse con menor o mayor rapidez tanto en la producción, obtención, transformación, conservación, transporte, exposición o manipulación en los hogares, lo cual se reconoce por modificaciones en su olor, sabor, color, textura o apariencia. Si se descuida alguno de los pasos mencionados, los alimentos pueden sufrir un proceso de alteración que genera trastornos en la salud de los consumidores.
Una vez que los alimentos se han contaminado, los microorganismos se multiplican y sólo un tratamiento térmico es capaz de destruirlos. La cocción, el asado y la fritura suficientes aseguran la destrucción de los gérmenes; la refrigeración y la congelación, únicamente detienen su crecimiento.
En casos de cortes de luz, es primordial desechar sin dudas los alimentos ya cocidos que hayan perdido la cadena de frío, mientras que los productos crudos deben ser cocinados inmediatamente o ser desechados por completo.
Las formas de reconocer la pérdida de la cadena de frío en un producto son; la ausencia de frescura, emblandecimiento y presencia de líquido en su interior.