Antes solían turnarse. Unos se iban cuando otros regresaban. Y entre adioses y bienvenidas, pasaba enero para la Corte Suprema de Justicia de Tucumán (CSJT). Pero este año la coordinación también se tomó licencia. Como consecuencia de ello, la cabeza del Poder Judicial se quedará sin vocales titulares a partir de mañana. Pero no sin conductor, puesto que “el barco” pasará inéditamente a estar a cargo de un juez: Salvador Ruiz, vocal de la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo.

Ruiz ejercerá la representación del máximo tribunal local hasta el 15 de este mes, según consta en la Acordada 1.225/13. Este instrumento, que designa a los jueces, funcionarios y empleados de turno durante la feria estival, fue firmado el 13 de diciembre por tres vocales de la CSJT: Antonio Gandur (presidente), Antonio Estofán y René Goane (tanto Claudia Sbdar como Daniel Posse estaban ausentes en aquella oportunidad).

Excepto el alto tribunal, los turnos de las unidades judiciales inferiores y demás oficinas están preestablecidos en un calendario a largo plazo impulsado por Estofán (fue presidente de la CSJT entre 2009 y 2013). En ese momento cambió la tradición que mandaba consensuar las vacaciones entre los propios interesados de modo tal que el Poder Judicial no quedase desierto.

Al pie del cañón

En la Corte, no todas las licencias tienen idéntica duración. Goane, Gandur y Estofán no pisarán los Tribunales hasta el 1 de febrero, pero sólo los dos primeros se tomaron todo el mes. Estofán debía salir después del 6, pero Ruiz informó que ese vocal trabajará hasta hoy. Posse ha de reincorporarse el 16 de enero para relevar a Ruiz, que durante la segunda parte de la feria permanecerá de turno en la Cámara Contenciosa (lo que supone toda una excepción para las restricciones que dispuso la Corte en materia de licencias y compensatorios). Sbdar debe retornar a su vocalía el 20 de enero.

La designación de Ruiz es tan inédita como discrecional. En Tribunales, ese magistrado es conocido por “estar siempre al pie del cañón” para lo que la Corte precise. El año pasado, sin ir más lejos, integró -supuestamente por sorteo- el alto tribunal que adoptó decisiones jurisdiccionales y de superintendencia que dieron que hablar. Así, y siempre del lado de la mayoría, aceptó la renuncia de Goane a la condición de miembro suplente del Jurado de Enjuiciamiento y, en el mismo acto, avaló la designación de Estofán en esa función. Tal acordada (la 1.051/13) luego complicó la integración de la Corte que debía intervenir en el caso “Verón” y que terminó revocando parcialmente las controvertidas absoluciones que había dictado la Sala II de la Cámara Penal.

Ruiz también llevó la voz cantante de la Corte ad hoc que rechazó la demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el juez Eduardo Romero Lascano contra los actos de integración del Jurado de Enjuiciamiento. Luego, ese alto tribunal liderado por el vocal de la Sala I de la Cámara Contenciosa habilitó la revisión de su sentencia en la Corte Suprema de Justicia de la Nación (aún no se expidió al respecto). Romero Lascano formó parte del estrado que absolvió a los 13 acusados de secuestrar y promover la prostitución de María de los Ángeles “Marita” Verón, y que, por ello, fue denunciado por Susana Trimarco, mamá de la víctima, ante la comisión de Juicio Político de la Legislatura.

Pese a la repercusión enorme de esas resoluciones, la presencia de Ruiz en la Corte fue siempre circunstancial y se circunscribió a asuntos concretos. Esta subrogancia es distinta. Él mismo admitió ayer la excepcionalidad de la situación en la que se encontraba inmerso. “No tengo memoria de que algo así haya sucedido antes. Estoy a cargo de la Corte, pero sólo atenderé urgencias”, dijo a LA GACETA por teléfono. Ruiz se definió como un juez de perfil bajo: como prueba de ello, declinó la oportunidad de ser fotografiado. Este martes, el camarista se trasladó al Palacio de Justicia (su despacho está en el edificio de la calle 24 de Septiembre) y atendió las cuestiones de la CSJT en la oficina de Estofán.

En principio, Ruiz cumplirá el rol de presidente del cuerpo en materia de superintendencia y sus decisiones no requerirán ratificación. La facultad jurisdiccional será más limitada, puesto que no podrá ordenar trámites bilaterales ni dictar sentencias (para ello, la Corte ha de reunir al menos tres votos coincidentes). Eventualmente hará lugar a las medidas elementales e imprescindibles para evitar daños irreparables. La feria suele ser intrascendente, pero eso no puede darse por sentado y depende del año. A veces los eneros son inclementes y, a veces, benévolos.

ESCENARIO
La feria de las sinceridades - Por Irene Benito

El mal ejemplo se impone en la Corte si esta no se somete al mismo rasero que en materia de licencias aplica a los magistrados de estrados inferiores. El desacuerdo perdura como regla hasta para definir las vacaciones. Y la designación discrecional de Ruiz no hace más que sincerar el abandono de apariencias que hacen a la justicia, y la cercanía que el juez favorito de Goane y Estofán alcanzó con el alto tribunal.