“¡Pará hermano, ya está!”. La súplica del hombre no hizo más que acelerar la violencia de los ladrones, ya que uno de ellos decidió cumplir con la orden de su compinche. “Liquidalo porque este nos va a reconocer”. Esas dos balas impactaron en la mano derecha y en el hombro del chofer de la línea La Florida y lo tumbó al piso.

Esta es una de las siete historias de asalto y violencia que vienen padeciendo desde mediados de 2013 hasta las primeras horas de este año los conductores de dicha empresa, que realiza viajes desde la capital hacia La Florida y Los Ralos, en el este tucumano.

Si bien era 28 de diciembre no fue una broma del Día de los Inocentes. Javier Acosta, hermano de la víctima, detalló los minutos de horror que vivió Sebastián.

El conductor había tenido una sensación rara cuando vendió los boletos a dos hombres en una parada de Banda del Río Salí. Después siguió su rutina y se olvidó. El reloj marcaba las 12.35 cuando llegaba al final del recorrido pero comenzaba un infierno. Uno de los asaltantes extrajo un arma de fuego y le apuntó en la nuca. Lo obligó a conducir hasta Alabama, un paraje ubicado a cuatro kilómetros hacia el este de Finca Mayo, en La Florida.

El ladrón le exigió la recaudación, pero no era mucha. De inmediato, junto con su cómplice obligaron a Acosta a que camine por el pasillo del colectivo hasta el final. En ese momento, la víctima se dio vuelta para calmarlos y recibió los dos disparos.

Los asaltantes huyeron mientras Acosta se levantaba con las pocas fuerzas que tenía. Se incorporó en su asiento y condujo el ómnibus hasta La Florida, donde pidió ayuda a unos vecinos. A la hora lo auxilió su hermano, Javier, que lo trasladó hacia un sanatorio, en la Capital. Tiene heridas en una mano y un proyectil alojado en su hombro derecho, que le sacarán durante los próximos días.

Pero estos hechos de violencia no se detuvieron el año pasado. A las 17 del primer día del 2014, Enzo Rodríguez, de 28 años, estaba por comenzar su recorrido de la misma empresa, cuando fue sorprendido dentro del micro por dos ladrones. Uno de ellos, molesto porque el botín no superaba los $ 80, no tuvo mejor idea que tajearlo con una navaja en su brazo derecho.

“No tenía mas plata pero me seguían pegando con un palo. La verdad que en estos cinco años nunca me habían asaltado. Tengo mucho miedo, pero por mis tres hijas tengo que seguir trabajando”, confesó Rodríguez. Todo ocurrió en Colonia 4, un barrio a tres kilómetros de La Florida.

Los ladrones huyeron y el chofer condujo herido algunos metros hasta unas casas y, con bocinazos, pidió auxilio a los vecinos. Fue asistido en el CAPS del lugar y luego trasladado a un sanatorio.

“Pareciera que tengo fractura de clavícula. Las heridas no fueron profundas”, contó. Estos dos hechos destaparon una serie de otros asaltos bajo igual modalidad. A fines de noviembre, Fabián Velázquez sufrió la fractura de cuatro dedos al recibir un golpe con la boletera por parte de un ladrón. Los choferes de La Florida quieren que cese esta ola de robos violentos.