LA HABANA.- El gobierno cubano dio a conocer la entrada en vigor desde hoy de la reciente reforma automotriz que permite la venta “liberada” de vehículos nuevos.
La medida, anunciada el 19 de diciembre, autoriza la libre venta en el comercio minorista de automóviles importados a “precios de mercado”, que podrán ser adquiridos por la población sin contar con un permiso especial.
Hasta ahora, los cubanos, los extranjeros residentes en la isla o las empresas estatales o extranjeras necesitan una “carta de autorización” para poder comprar un vehículo nuevo. En la isla no fue posible durante décadas comprar vehículos nuevos. El gobierno de Fidel Castro abolió el libre mercado automotor poco después del triunfo de la revolución de 1959.
El Estado mantuvo así durante décadas el control para la compra y entrega de vehículos, otorgados por lo general como “premios” a funcionarios o médicos. El gobierno de Raúl Castro liberalizó en 2011 parcialmente la compraventa de vehículos usados entre particulares. Antes, lo cubanos sólo podían comprar y vender autos fabricados antes de 1959. El parque automotor cubano es conocido por ser uno de los más anticuados del mundo. En las calles de La Habana abundan los coches de fabricación estadounidense de primera mitad de siglo, y modelos soviéticos como el Lada. En los últimos tiempos han empezado a verse también más Geelys chinos.
Los engorrosos trámites para obtener un “carta de autorización” favorecieron la aparición de un mercado negro en los últimos años, según reconoció el propio gobierno. Las “cartas” se revendían a menudo de forma informal incluso a varios miles de dólares.
Las empresas del Estado serán las encargadas de importar los vehículos nuevos. Se estima que los precios se incrementarán con la entrada en vigor de la reforma.
La liberalización del mercado automotriz busca entre otras cosas mejorar el deficiente transporte público. Con Raúl Castro la isla caribeña impulsa en los últimos años un paulatino programa de reformas de mercado. Entre otras medidas, la apertura económica ha abierto espacios para la iniciativa privada. (DPA)