Pasaron ocho años de la última vez en que el dirigente Osvaldo “Cacho” Acosta estuvo al frente del sindicato municipal de la capital. En 2005, el gremialista se había impuesto en las elecciones, pero el proceso comicial se judicializó y nunca pudo asumir. En 2009 fue cesanteado por el Departamento Ejecutivo, aunque obtuvo fallos judiciales para ser reincorporado. El 20 de diciembre, en ese contexto, volvió a imponerse por amplia mayoría en los comicios de renovación de autoridades del gremio capitalino. Previamente, la Cámara Federal de Apelaciones y la Corte Suprema de la Nación le habían dado la razón en sus planteos para retomar la titularidad del sindicato.

El lunes, Acosta pudo finalmente asumir como secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Municipales (SOEM). En diálogo con LA GACETA, dijo no tener dudas de que el amayismo intentó sin éxito “sacarlo del medio”.

- ¿Cree que hubo una cuestión personal en su contra por parte del intendente Amaya?

- Con el intendente no tengo problemas. El que tiene problemas conmigo es él. Me dicen que condena mi pasado gremial combativo. Creo que el intendente me tiene miedo sin haber llegado al diálogo. Esto llevó a que sus asesores le dijeran que Acosta no era conveniente en el sindicato porque podría ser una persona conflictiva.

- ¿Nunca habló con Amaya?

- Nunca. No hablé de manera formal ni tampoco informalmente. Como nunca hubo diálogo, nunca pude saber cuál es su posición.

- Usted participó de la quema del Concejo en la época de Oscar Paz.

- Lo que pasa es que hay que distinguir entre ser un dirigente y un sacha dirigente. Como los actuales seudo dirigentes, que hoy chicanean mandados por el intendente como si fueran testaferros políticos de él. Soy combativo y defiendo los intereses de los trabajadores. Hoy, como en la época de Oscar Paz, la situación es sumamente difícil en cuanto a lo social. Tengo la obligación moral de ponerme al frente de los acontecimientos. Los salarios están caídos y los trabajadores son perseguidos, sancionados y cesanteados. Todo eso como consecuencia de la obediencia debida que se le debe rendir al jefe supremo que es el intendente. Yo pregono la democracia sindical de poder expresarse sin ningún tapujo. Por eso el Departamento Ejecutivo ve como una obstrucción cuando un dirigente sindical reclama por los derechos de la gente. Yo me he caracterizado por llevar la bandera de la reivindicación, que no se compra ni se vende. Puedo negociar y consensuar, pero jamás me voy a entregar.

- ¿Antes de ser cesanteado, dónde cumplía funciones?

- De Recursos Humanos me pasaron a la Dirección de Cementerios, después al Cementerio del Norte y luego al Cementerio del Jardín. Si te pones a ver fue un mensaje subliminal del intendente. Amaya me mandó a trabajar al cementerio porque me quiso convertir en un muerto político.

- ¿Por qué fue cesanteado?

- Cuando ya se sabía que la Corte Suprema de la Nación iba a garantizar el proceso eleccionario de 2005, 13 días antes de que salga el fallo, justamente un martes 13 de octubre de 2009, me dejó cesante por haber ido a orinar. Me retiré de mi lugar de trabajo a un espacio físico que está a cuatro metros y la directora de Cementerios, que actualmente sigue en funciones, labró un acta por abandono de servicio.

- ¿Se siente perseguido?

- No sólo me siento perseguido, soy un perseguido político. Justo cuando se conmemoran 30 años de democracia y cuando este Gobierno levanta banderas de los Derechos Humanos. Amaya no respeta el derecho. Yo llamé a elecciones porque hay una Cámara Federal de Apelaciones que dijo que soy empleado de la Municipalidad, que soy el secretario general del gremio y que debía llamar a elecciones.

- ¿A usted lo apoya el gobernador José Alperovich?

- Jamás he recibido ningún apoyo del gobernador. Jamás me llamó para decirme que yo tengo que ponerme en contra del intendente. Con suma humildad le aconsejo al intendente que desde acá hasta el 2015 abra el dialogo porque este sindicato, que ya empezó a funcionar, quiere el dialogo y el consenso.