13/3/2013. Ese día comenzó a cambiar el rumbo de la Iglesia Católica, herida por las denuncias sobre pedofilia y corrupción. La Argentina se reposicionó en el concierto mundial de países. Y Jorge Mario Bergoglio, el sencillo cardenal de Buenos Aires que tanto molestaba al poder con sus reclamos por la pobreza, se convirtió en el Papa 266, el primer latinoamericano y el primer jesuita en llegar a la Cátedra de Pedro.
El papa Francisco cambió tanto el espíritu de la Iglesia que cuesta creer que hace sólo nueve meses el mundo detenía su mirada frente al televisor. El humo blanco de la pequeña chimenea de la Capilla Sixtina paralizó al planeta. Pero fueron muy pocos los que imaginaron en aquel momento que el argentino de 76 años, que ya había elegido dónde vivir cuando se “jubilara”, podía ser el elegido para timonear la barca de Pedro, sacudida por violentas olas. “Habemus Papam”. La voz tan particular del protodiácono Jean-Louis Tauran resonó en los televisores. El Colegio Cardenalicio había elegido a Bergoglio en la sexta votación por 90 votos sobre 115 electores.
LA GACETA estuvo en Roma cuando Francisco asumió como obispo de Roma y como jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, tras la renuncia de Benedicto XVI el 28 de febrero (algo que no ocurría desde hace 600 años). Dos meses después, el mundo observaba lo que creía imposible: dos papas vivos en diálogo fraterno, uno emérito y el otro en funciones.
Los gestos
Bastó que el cardenal brasilero le dijera al oído “no te olvides de los pobres” para que él eligiera el nombre con el que lo conocería el mundo: Francisco, por “el pobre de Asís”. Su nombre sería todo un símbolo, una síntesis, de lo que sería el lema de su pontificado: una iglesia de los pobres para los pobres. Y por eso comenzó él mismo a dar el ejemplo desde el momento en el que le tocó salir al balcón para enfrentar al pueblo de Dios en la plaza de San Pedro. Allí comenzaron los gestos que siguen sorprendiendo al mundo:
1- Nada de vestidos principescos: rechazó la muceta de armiño roja y dorada, tradicional de los papas.
2- Se negó a usar los tradicionales zapatos rojos y se empecinó en seguir usando los viejos zapatos negros que había traído desde Buenos Aires.
3. Le rogaron que reciba el sastre para que le haga su nueva sotana. “No, el sastre puede esperar, la Virgen no”, dijo, y se fue a postrarse frente a la imagen de la Madre de Dios.
4- Tampoco quiso una cruz de oro; conservó la de plata.
5- Ni siquiera se sentó en el trono de oro, que ocupaban los papas, prefirió un sillón común y corriente.
6- Tampoco aceptó la limusina en la que pretendían trasladarlo; regresó a la casa de Santa Marta en ómnibus, junto con los demás cardenales.
7- Rechazó los aposentos de lujo y prefirió vivir en la Casa de Santa Marta.
8- No usa el papamóvil blindado. Por el contrario, camina entre la multitud sin miedo a nada, abraza a cuanto niño y enfermo le ponen delante.
9- Fue el primer Papa que le lavó los pies a dos mujeres el Jueves Santo; eran reclusas y una de ellas ni siquiera era católica, sino musulmana.
10- Fue el primer Papa que dio entrevistas a los periodistas con agenda abierta.
La JMJ y la encíclica
Los dos hechos trascendentales en lo que va de su papado son los mensajes que dio al mundo en la Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro, y su primer texto escrito íntegramente por él (el anterior fue redactado junto con Benedicto XVI), que tituló “Evangelii Gaudium” (La alegría del Evangelio).
En Brasil, Francisco les dijo a los dos millones de jóvenes reunidos: “quisiera repetirles a todos ustedes: no se dejen robar la esperanza. Pero también quiero decir: no robemos la esperanza, más aún, hagámonos todos portadores de esperanza”.
También visitó a un hogar para jóvenes adictos a la droga, a quienes alentó y escuchó. Pero además, le dijo al mundo: “abrazar no es suficiente, tendamos la mano a quien se encuentra en dificultad, al que ha caído en el abismo de la dependencia, tal vez sin saber cómo, y decirle: ‘puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres”.
En su encíclica de 142 páginas fue duro: “prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”. Primera bajada de línea: quiere una Iglesia en la calle, “que se mueva” , es decir, misionera.
También tuvo palabras para la economía: “tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la inequidad. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión”.
Por todo esto, por su mensaje universal y no sólo para los católicos, Francisco fue elegido Personaje del Año por la revista Time. Su figura ocupa la portada de la famosa publicación y de otras más, como New Yorker.
Lo que se viene
Francisco quiere saber cuál es el verdadero estado de la Iglesia y de la familia. Por eso hizo elaborar un cuestionario donde estarán representadas las distintas realidades de los fieles. Los datos que surjan servirán para el Sínodo Extraordinario sobre la Familia que convocó para octubre de 2014. El cuestionario se podía responder electrónicamente en la página del arzobispado de Tucumán (www.arzobispadodetucuman.org).
Pero, además, Tucumán tiene que comenzar a prepararse para el Congreso Eucarístico Nacional que se realizará en 2016, cuando se cumpla también el bicentenario de la independencia argentina. El papa Francisco podría presidirlo. La provincia comenzará a organizarlo el año próximo.