Las carrocerías carbonizadas de un Ford Ka blanco (MGS 611) y de una camioneta Ford 100 verde (XFG 688) eran el foco de atención de los famaillenses que ayer a la siesta pasaban por la esquina de la comisaría de esa ciudad. Por turnos sacaban sus celulares para tomar fotografías de los dos vehículos en los que, en la madrugada, habían muerto calcinados Ivana Romano, Fernando Danun, Luis Antonio Morales, Josefa Guillermina Varela y José Varela.

El accidente había ocurrido alrededor de las 6.30 en la Ruta 38, a la altura de la planta envasadora de gaseosas Iberá, ubicada a unos tres kilómetros del centro de Famaillá. El Ford Ka en el que viajaban Romano y Danun circulaba hacia esa ciudad (de sur a norte) cuando se produjo el choque, mientras que la Ford 100 en la que iban Morales y los Varela lo hacia en el sentido contrario. Fue un choque frontal y los vehículos se prendieron fuego casi al instante, informó la Policía.

“El fuego duró entre 30 y 40 minutos”, contó Damián Herrera, un operario de la envasadora que llegó a trabajar alrededor de la 6.50. “Los vehículos ya se estaban quemando. El auto quedó metido debajo de la camioneta y entre algunos de los policías que estaban ayudando comentaban que venía muy fuerte. Ellos dijeron que ese auto había pasado rápidamente a la combi en la que viajaban apenas unos kilómetros antes del lugar donde chocó”, agregó.

En el informe oficial consta que los primeros uniformados que asistieron a las víctimas del choque fue personal de la Guardia de Infantería de la capital que, eventualmente, pasaban por allí. Estos policías fueron los que auxiliaron a María Morollo, de 41 años, y a Johana Villalobo, de 16, que fueron las únicas sobrevivientes. Las dos fueron asistidas en una clínica en Famaillá, pero debido a la gravedad de las heridas que sufrieron -tenían múltiples quebraduras- fueron trasladadas de urgencia al Hospital Padilla. Ayer a la tarde, operaron a Villalobo y Morollo permanecía internada. Ambas estarían fuera de peligro, aunque en el hospital optaron por no dar mayores precisiones.

Herrera también vio a las sobrevivientes. “Uno de mis compañeros me dijo que cuando chocaron salieron despedidas de la camioneta y que tenían fracturadas las piernas”, continuó. Como los cadáveres estaban calcinados, la Policía tuvo problemas para identificar a las víctimas. “Estaban tan quemados que los policías se dieron cuenta de que una de las personas que viajaba en el auto era una mujer cuando, al tratar de sacarla, se les quedó trabado un pie de la chica. Recién ahí se dieron cuenta de que tenía zapatos de mujer”, concluyó.

Entre la chatarra carbonizada del Ford Ka que quedó tirado a metros de la comisaría, todavía se veía un zapato marrón y un pedazo de jean que se habían salvado de las llamas. A su vez, en la camioneta, se veían pedazos de ropa de distintos colores.

Es que, según los vecinos y la Policía, las personas que viajaban en la Ford 100 eran comerciantes, vendían ropa en ferias y vivían en el Barrio San Martín. Y, al parecer, en el momento en que ocurrió el accidente se dirigían a una feria que se organiza en Villa Quinteros, una localidad ubicada al sur de la capital de la empanada. A su vez, Romano, según informaron, trabajaba como enfermera en el hospital de Famaillá y Danun era su pareja.

Ruta peligrosa
El fuego obligó a cortar el tránsito sobre la Ruta 38 y para poder dominar las llamas trabajaron los bomberos de Famaillá y Monteros. En la zona en la que se produjo el choque casi no hay viviendas. Sin embargo, los vecinos que se acercaron al lugar coincidieron en que suele haber muchos accidentes.

Yesica Romina Quinteros trabaja como casera en una empacadora de arándanos que está ubicada en diagonal a la envasadora Iberá y dijo que hace un mes tuvo un accidente en moto. También relató que hace unos meses un empleado de la envasadora que circulaba en auto fue chocado desde atrás por una moto cuando intentaba entrar al estacionamiento de la empresa. “Mucha gente que trabaja en Famaillá usa esta ruta, pero nunca se ven controles de la Policía”, afirmó.