Se pone los patines y no la para nadie a Camila Brignoli, “La Corcha”, como le dicen en el ambiente. “Debe ser porque soy la más pequeña”, explica sin dramas la ganadora al Premio LA GACETA a la mejor patinadora tucumana de 2013.

Tiene 12 años aún, y claro, todo un futuro por delante en las pistas que conoció a los cuatro. Por ahora también ayuda el hecho de que en el colegio, cuando le faltan un par de años para egresar, sea abanderada. Igual, los logros que más disfruta son los que consigue sobre ruedas. Y es que empezó a hacerlo de la nada. “Yo vivía frente al club Central Norte, escuchaba la música y me gustó. Le dije a mi mamá que me llevara y me dí con que hacían patín. Y ahora es el único deporte que me atrapa”, cuenta el principio de la historia “Cami”.

Hoy su vida se divide entre la de cualquier adolescente y la de una joven deportista de alto rendimiento. Una parte es la típica. “Salgo con los amigos, voy al shopping, a tomar un helado. Todo el mundo sabe que soy patinadora y me apoyan en lo que hago. Cuando hay algún acto en el colegio me piden que patine y lo hago sin problemas”. Pero el día a día de una deportista como ella implica otras cosas, otras rutinas. “Estoy trabajando duro. Tres horas por día, tres veces a la semana. La preparación física la hago martes, jueves y sábado con un personal trainer y hace un año estoy yendo a un deportólogo (Manuel Parajón)”, enumera Camila. El hombre trabaja en la parte física, que tiene que tener muy reforzada, y también su alimentación. “Todo es de alto rendimiento. Se hace un seguimiento. Omar Mamonte es mi técnico”, indica.

Y así como su vida puede dividirse en dos, también sus planes a futuro. Por un lado de nuevo están los estudios, los sueños facultativos que a pesar de los 12 años ya tiene muy claros. “Quiero seguir de esta manera en el colegio, y estudiar Ciencias Económicas, soy muy buena en matemática. Desde el año pasado, cuando comencé a pensar en el tema, lo tengo decidido”, explica. Papá Oscar, que hace con amigos los trabajos bancarios de un negocio, y mamá Verónica (en gestoría del automotor), apoyan las decisiones de Camila. “El que también me banca en todas es Mauro, mi hermano mayor, aunque yo a veces sea un poco pesada con él, ja ja”, sonríe.

El plan con el patín apunta lejos, específicamente a Europa. “A Italia”, avisa. “Quiero tratar de estar en el podio de un torneo internacional. Voy a hacer lo imposible”, promete. A ese país lo visitó este año, con la nacionalidad italiana bajo el brazo (y el esfuerzo económico de toda la familia), y la idea es clasificar en el próximo nacional para volver a viajar. El otro deseo es quedar en la Confederación Argentina y en la Selección. “Esa es la idea”, asegura.

“Cami” es consciente de todo lo costó crecer y costará seguir creciendo en la provincia. “La situación del patín aquí es bastante complicada. Hay pocas chicas que tienen un alto rendimiento. Yo necesité mucho apoyo. Ahora lo principal sería cambiar todo lo estructural, para tener un mejor entrenamiento. Y también podría haber especializaciones para los profesores”, detalla Camila lo que sería su idea para mejorar la situación. Con sus logros y sueños ella también va a poniendo de su parte.