Son baratas, no gastan demasiado y tampoco cuesta mucho mantenerlas. Y a pesar de que son muy peligrosas, en Concepción la cultura motoquera es tan fuerte que la Municipalidad se vio obligada a habilitar estacionamientos especiales para estos rodados en todas las cuadras. También se nota en las estaciones de servicio. Hay una verdadera invasión, dicen los empleados. Y lo ponen en números: por cada auto o camioneta atienden en promedio 10 motocicletas.
Las motos son ideales para moverse por una ciudad como Concepción: las distancias son cortas y el transporte público de pasajeros deja mucho que desear. Esa es la explicación que da Arnaldo Sosa, vecino del barrio Municipal. Tiene 44 años, es empleado de comercio y tiene tres hijos. Compró su vehículo en cómodas cuotas y lo usa para todo: para ir a trabajar, para llevar los chicos a la escuela o al club, para ir al médico y para hacer compras. Liliana Rodríguez, que vive en el barrio Alvear, uno de los más alejados del centro de la ciudad, suma otra argumentación: “vendo cosméticos y la moto me sirve para ir de un pueblo a otro en forma rápida, sin tener que estar esperando colectivos o autos rurales”.
Así, las motos en todas sus variantes, son parte de la vida cotidiana de los concepcionenses. De acuerdo a las autoridades de Tránsito local, el fenómeno se acentúo tanto en los últimos años que ahora por familia habría tres rodados de ese tipo. Esta realidad se transformó en un verdadero dolor de cabeza para los agentes de tránsito. En efecto, ellos remarcan que la falta de respeto a las normas de tránsito por parte de los motociclistas es la principal causa del caos que se observa en casi todas las ciudades del sur tucumano. En los hospitales también se notan las consecuencias: cada vez hay más heridos por accidentes en los que se ven involucrados estos vehículos de dos ruedas.
Mientras la ciudad muestra en el microcentro cada vez menos espacio público para el estacionamiento de autos, crecen las cocheras privadas para motos. Funcionan un poco más de 10 y se aprestan a abrir sus puertas otras dos más en los próximos días. Eso no quita que haya motocilistas que sigan dejando sus rodados en zonas prohibidas. “Estacionan en cualquier lugar por comodidad. No es otra cosa porque a ellos les sobra espacios. Soy taxista y me da bronca encontrar una moto en el lugar destinado a los autos”, apuntó Andrés Sánchez. El conductor también observó que ahora necesariamente los automovilistas tienen que circular con mucho más cuidado que antes. “Si te descuidás te podes topar con un motociclista que cruza con el semáforo rojo o se adelanta por el lugar equivocado” dijo.
Secuestros
¿Qué hacen las autoridades municipales frente al desborde?. Daniel Ricardo Montoro, a cargo de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad de Concepción, aseguró las motos no les dan respiro a los agentes que controlan la circulación. Reconoció que la tarea no es fácil. Los números hablan por sí solos: en el último año se secuestraron más de 700 motos por distintas infracciones. “El galpón que disponemos ya no tiene espacio para albergar más motos incautadas a conductores que circulaban con el escape libre, sin luces, sin licencia de conducir o carecían de documentos del vehículo. Ahora vamos a tener que buscar otro espacio”, apuntó el funcionario. Lo curioso es que los dueños prefieren a veces pagar la multa de la infracción, para poder renovar la licencia de conducir, y no retirar el vehículo secuestrado. “Lo que pasa es que son personas que no tienen los papeles del rodado o la multa es tan elevada que optan por no recuperarla al ser motos viejas o de bajo costo” advirtió Montoro.
“La moto se transformó en el rodado más accesible para cualquier familia. Así, la cifra de usuarios crece todos los días y seguirá creciendo”, sostuvo el funcionario. Y luego habló de lo que más le preocupa: “los que más problemas generan son los menores. Los padres les entregan esos vehículos sin que los chicos tengan conciencia de los riesgos a que se exponen. Generalmente circulan sin casco y a muy alta velocidad”.