Viajó con su colorida obra a galaxias desconocidas, pero nunca imaginó que, un día, uno de esos astros llevaría su nombre como homenaje en el 30 aniversario de su muerte: el asteroide 4329 será bautizado mañana Joan Miró, para inmortalizar en el cosmos al gran artista catalán, según anuncia la agencia DPA.

La decisión fue tomada hace unos días por la Unión Internacional Astronómica a petición de la Fundación Joan Miró, que destacó la importancia de los astros en la obra del artista. El artista español, que nació en Barcelona en 1893 y murió en Palma de Mallorca en 1983, fue un “astronauta” plástico. Poeta y evocador, se fijó en lo inmediato, lo proyectó en lo lejano y creó un lenguaje propio y sin etiquetas. Pero siempre con los pies en la tierra. 

“Era una persona muy ordenada, muy bien organizada. Cada día se levantaba temprano y bajaba a su taller a trabajar”, recuerda Rosa María Malet, directora de la fundación que creó el artista en 1975 en Barcelona y que lleva su nombre. “Su método y su orden los hemos comprobado a través de los dibujos preparatorios de su pintura, que conservó a lo largo de toda su vida. Sus notas y sus bocetos estaban sumamente ordenados y en unas condiciones que actualmente permiten tener conocimiento de su método de trabajo, del proceso de realización de sus obras”, asegura. 

El universo que Miró esbozó, y que hoy está presente en museos y espacios públicos de todo el mundo, era “una forma de evocar aquello que, por inalcanzable, resulta más poético, más evocador”, explica la experta. 

Treinta años después de su fallecimiento, su obra es una de las más “identificables” en la historia del arte, y destapa conceptos que traspasan lo plástico y forman parte de un imaginario universal. Ahora, sus mosaicos y esculturas forman parte de ciudades como Chicago, París, Madrid o Barcelona. ¿Era consciente Miró de la repercusión de su obra? “No sé hasta qué punto -reflexiona Malet-. Es verdad que tuvo un gran reconocimiento en la exposición del Moma, en Nueva York, y, después, en su primera muestra en Osaka (Japón). Eso tiene que ser un motivo de alegría y satisfacción”. 

El aniversario de su partida coincide con un año marcado por el auge del movimiento surrealista, en el que se inspiró en sus años de efervescencia en la Francia de 1920.