Un sorpresivo golpe de timón de las autoridades de la UNT dejó un tendal de trasnochadores “desamparados” este fin de semana. Dos fiestas cuya organización no tenía que ver con estudiantes sino que eran producidas por empresarios privados en espacios de la UNT (la ex Usina y el complejo Dickens), fueron suspendidas a último momento, cumpliendo la repentina orden que impartió el viernes el rector, Juan Alberto Cerisola, de no realizar ningún festejo por fin de año. También quedó sin efecto una fiesta organizada por la Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista (CEPA) en la Facultad de Arquitectura, aunque contaba con la autorización del decano, Eduardo Coletti, según consignan sus organizadores. “Una vergüenza. A pesar de tener firmada la autorización del decano de Arquitectura, la seguridad de la Quinta no nos permitió realizar la fiesta”, expresó Ernesto Migone, coordinador regional Tucumán de la CEPA, en su cuenta de Twitter (@ErnestoM87).

En realidad, la decisión del rector se cumplió “a medias”, ya que el viernes a la noche sí se hizo un festejo hasta el amanecer en el Museo de la UNT (MUNT). En este caso, el encuentro sí estuvo organizado por estudiantes nucleados en el Plenario Universitario de Lucha (PUL).

Las fiestas que se vienen realizando en ámbitos de la Universidad desataron la polémica y encendieron el reclamo de los empresarios de la Cámara de Discotecas (Caprodyatuc). Según su titular, Rodolfo di Pinto, en el último año se hicieron al menos dos fiestas por mes en diferentes espacios de la UNT que, al ser jurisdicción nacional, pueden saltar el tope horario y extenderse hasta pasadas las 4 AM. “Se trata de una competencia desleal para los empresarios y además un peligro para los chicos que asisten, porque son lugares que no están preparados para fiestas multitudinarias”, señaló di Pinto en diálogo con LA GACETA.