En una sesión ordinaria ocurrida a principios de 1925, el Consejo de la Universidad de Tucumán decidió para el año siguiente la creación de la Escuela de Industrias Agrícolas que, dependiente de nuestra Alta Casa de Estudios, reemplazaría a la Escuela de Farmacia, decisión que finalmente no se llevó a cabo por lo que ambas instituciones coexisten hasta la actualidad.

Con este accionar, la Universidad en su conjunto dio una clara muestra de su apoyo a la economía tucumana y consolidó el compromiso a futuro que permitiría el crecimiento del sector primario, nutriéndolo de jóvenes profesionales formados y dispuestos para este tipo de trabajo.

La carrera, además, supondría un claro avance en la independencia técnica de nuestra provincia, y toda la región norte, con respecto a la capital del país, ya que en el plan de estudios se dictarían materias específicas de cultivos locales.