Empanadas de entrada, y bondiola de cerdo con batatas laqueadas es el menú, acompañado por agua saborizada al natural con rodajas de limón y gaseosas. Para los golosos hay flan casero y porciones de brownies. Mientras transcurre el almuerzo, Carlos Otero cuenta la historia de Delta Terra, la reserva privada enclavada en el Tigre. A la iniciativa de Otero y de Tino Lutteral se unió la Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Desde mayo pasado el paseo está abierto al público.

Son más de 40 hectáreas, en las que hasta hace unos años la propuesta consistía en internarse entre el follaje para caminar y disfrutar el verde. Todo por invitación y con la infraestructura mínima de un terreno virgen en pleno Delta. Gracias a la inversión privada y al aporte científico de la Fundación, Delta Terra se transformó en un área protegida, una experiencia de pleno contacto con la flora y la fauna del Tigre.

Diferentes empresas cubren la ruta fluvial que comunica Delta Terra con el Puerto de Frutos y los embarcaderos tigrenses: Natventure, Todo Delta, Catamaranes Interisleña. La reserva está abierta de jueves a domingos, entre las 10 y las 17, y los recorridos incluyen visitas guiadas por naturalistas (duran una hora y media), circuitos de trekking y avistamientos de las 96 especies de aves que habitan en la zona. “Un festival de pájaros”, apunta con una sonrisa Juliana Estévez. Ella es directora de Relaciones Públicas de Destino Argentina, organizador de la excursión auspiciada por LAN.

Para aprender
Otero se encarga de guiar al grupo por los recovecos de Delta Terra. La inauguración está fresca, por lo que hay sectores en pleno desarrollo, como un centro de rescate para fauna silvestre, un tortuguero y un sector reservado para clases de yoga y meditación.

En el centro de interpretación armado por la Fundación Azara se puede aprender sobre la geografía del Tigre y descubrir que, al ritmo que crece y avanza el Delta, hacia 2100 estará muy cerca de la avenida General Paz. Los animales disecados despiertan la curiosidad, sobre todo de los chicos.

Las entradas cuestan $ 65 (adultos) y $ 50 (menores de 12 años y estudiantes), mientras que los menores de 5 años ingresan gratis. El restobar funciona entre las 11 y las 17. Los servicios están tan consustanciada con el ambiente que los sanitarios están construidos con materiales naturales.

Un grupo de árboles intervenidos con pintura por la artista Antonia Guzmán introduce colores fuertes, que rompen la gama de los verdes y marrones imperante en el Delta. Otero va señalando los accidentes en el terreno y las especies que reciben un especial cuidado. Ha llovido el día antes, así que la circulación debe ser cuidadosa. Siempre con la cabeza cubierta, la ropa suelta y la atención puesta en cada una de las sorpresas que va deparando la naturaleza.