El único que los enfrentó fue Héctor Rubén Brito. El ex jefe de la Regional Norte está detenido, acusado por el encubrimiento del crimen de Paulina Lebbos. Ayer se animó a decirles en la cara al ex secretario de Seguridad Eduardo Di Lella, al ex jefe de Policía Hugo Sánchez y al ex subjefe de Policía Nicolás Barrera, que estaban faltando a la verdad.
En la jornada matutina del juicio que se sigue contra tres ex policías por haber falsificado el acta del hallazgo del cuerpo de Paulina, se realizaron los careos entre los ex funcionarios.
La jornada comenzó con la medida entre el ex ministro de Seguridad Pablo Baillo y Di Lella. El primero sostuvo que recordaba que el 11 de marzo de 2006, cuando encontraron el cuerpo de Paulina, sólo recibió el llamado de Sánchez avisándole que habían hallado un cadáver. Di Lella, en cambio, dijo que fue él quien le comunicó al ministro de la situación. Tratándose con respeto, ambos mantuvieron su posición.
Brito, en cambio, sostuvo que cuando se comunicó con Di Lella, Sánchez y Barrera, les dijo que creía que el cuerpo podía ser de Paulina. Los otros tres ex funcionarios políticos y policiales negaron esa situación.
“No se por qué faltan a la verdad, no me pueden decir mentiroso”, afirmó Brito, y manifestó que Sánchez le había dado la orden de supervisar las actuaciones del hallazgo. “Supervisar es una palabra amplia, no significa que tenga que adulterar actas”, le respondió Barrera al ex jefe de la Regional Norte.
Dos meses después del hallazgo, Brito fue apartado de su cargo y a los pocos meses derivado a la Dirección General de Bomberos. “Me arruinaron la carrera. Si yo tuve que ser desplazado por la presión mediática, ustedes (por Sánchez y Barrera) tendrían que haber renunciado”, dijo Brito.