Poco a poco la plaza Independencia fue convirtiéndose en el epicentro de los alegría de los hinchas de San Lorenzo. A pie, en moto, auto o camioneta, los simpatizantes “cuervos” comenzaron a copar la sede de todos los festejos deportivos. Los aperitivos previos al gran “dale campeón” fueron cánticos dedicados a Huracán, el rival de toda la vida, hoy en desgracia en la B Nacional, y a Boca, con el que mantiene una “paternidad” en cuanto a resultados.

Luego llegó la vuelta olímpica, en paz, por suerte, mientras unos pocos gendarmes custodiaban las inmediaciones de Casa de Gobierno. “Gracias a Dios y a la Virgen que soy hincha de San Lorenzo con toda mi alma”, decía un exultante Alejandro Moyano mientras abrazaba a su hija Rocío, de cinco años”. Hasta del interior de la provincia se hicieron presente en la plaza. “Soy de San Pedro de Colalao e hincha de San Lorenzo de toda la vida. Mi mamá me regaló la camiseta a los 4 años. Todos en mi casa llevan la sangre azul y roja”, finalizó Marta López.