Después de una noche en vela, en los barrios de la capital los vecinos intentaron retomar la normalidad durante el día. No fue fácil. Las calles estaban intransitables y los almacenes no se animaron a abrir sus puertas.

En avenida Ejército del Norte y Ramírez de Velazco, la esquina que vivió una de las escenas más violentas de las últimas horas, los vecinos salieron con sus escobas y palas a limpiar las calles, llenas de ramas y restos de gomas quemadas. 

"Por fin se acabó. Esto fue de terror", dice Juan Ramón Garnica, quien defendió con uñas y dientes su cuadra. Vive a pocos metros de la heladería que fue saqueada el lunes. El dueño del comercio fue golpeado brutalmente por los saqueadores, aunque en las últimas horas se recuperaba de las heridas favorablemente en el hospital Padilla, según informó el director, Jorge Valdecantos.

En la zona están preocupados porque no tienen dónde comprar mercadería. El supermercado Chango Más, a una cuadra de allí, fue saqueado y permanecía cerrado. Una policía que custodiaba la puerta informó que en breve se reabrirá el local.

En villa Luján, los vecinos también salieron temprano a despejar las calles. El almacenero Rodrigo López atendía por la puerta de su casa. Tomaba los pedidos de los clientes, entraba al almacén y les llevaba los productos. "No me creo mucho esta tensa calma", dijo. 

"La pasamos muy mal aquí: hubo corridas, disparos, y mucho, mucho miedo", señaló Marisa de Vallejo, todavía con temor y con lágrimas en los ojos después de haber pasado la noche en Santa Fe al 2.900, en una barricada junto a sus 12 hijos, uno de ellos discapacitado.

Por suerte, de a poco, tras días de furia, los barrios intentan volver a la normalidad.