En la percepción de los argentinos, los pobres, los obesos, los migrantes y las personas que viven con el virus del HIV son -en ese orden- los más discriminados. Y los lugares en los que más se discrimina son la escuela y el lugar de trabajo. En Tucumán, el pobre encabeza el ranking de los discriminados; pero es en el boliche y en el barrio donde más los ningunean. Esas son algunas de las conclusiones del Mapa 2013 de la Discriminación, que se acaba de hacer público esta semana en Buenos Aires.

El informe que acaban de presentar el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) es la primera aproximación estadística sobre la discriminación en la Argentina; y hurga tanto en lo que la gente percibe sobre la cuestión como en las experiencias singulares de personas que han sido encuestadas para la ocasión.

En la muestra nacional, la percepción de la gente (que no es lo mismo que la realidad) ubica a los boliches bailables (un 78% contestó que allí se discrimina “Mucho” o “Bastante”), seguido por la calle (70%), las comisarías (69%) y las escuelas (68%).

En Tucumán, un equipo del Inadi local y de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT trabajó con 400 muestras, sobre un total nacional de 14.800 casos.

Aunque todavía no se hicieron públicos los datos desagregados de la provincia, “ser pobre” en Tucumán pega fuerte: en el ranking nacional, el 21% de los casos de discriminación tuvo como causa el nivel socioeconómico de la víctima; en Tucumán, ese porcentaje trepa al 45%, dijo a LA GACETA el representante local del Inadi, Gustavo Díaz Fernández.

Otra diferencia entre Tucumán y el resto del país son los lugares en los que se discrimina. “De lo que surge de las respuestas de tucumanos en la muestra, el boliche y el barrio aparecen como los lugares dónde más se vivieron situaciones de discriminación. Y muy vinculada a estos dos tópicos, la vestimenta y el colegio en el que se ha estudiado o estudia están presentes en el imaginario de los/as tucumanos/as como condicionantes y habilitante para “pertenecer””, afirmó el funcionario.

Pero no todo está perdido: en dos puntos parecemos los tucumanos menos discriminadores que el resto de nuestros connnacionales: en el color de la piel y en la convivencia con los migrantes. Según el titular del Inadi Tucumán, el respeto por vecinos de otras provincias o países se debe en gran parte a la tradición de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y al trabajo realizado entre el Inadi y consulados de naciones de la región.


Hay bronca histórica acumulada

Josefina RacedoDirectora Escuela de Psicología Social Enrique Pichón Riviére

Desde que la Argentina se instauró como Estado, la discriminación ha sido un elemento de las clases dominantes; y eso se sigue expresando en una gran mayoría excluida que las minorías  consideran que se debe tener. La Argentina es un país racista, desde la Conquista española, no ha cambiado. Y esa misma ideología oficial está vigente en los saqueos. Es la frustración de la aspiración social. Hubo una etapa en el país donde el ascenso social se vio posible; un componente ideológico que actuaba como control social: “Palito” Ortega en los años 50, 60. El sueño del changuito cañero que pudo llegar. Son conceptos trasmitidos por  la Iglesia, las Leyes, la Escuela, que se naturalizan en: a) cualquier pobre pueder ser rico  y; b) los pobres lo son porque quieren serlo. Y eso no es verdad. Hay mucha bronca histórica acumulada. Eso de sentirse discriminado tiene que ver con cómo se ejerce el poder; y se da esta paradoja: el que saquea es “víctima”, pero a su vez es brazo ejecutor. No es casual que el centro más agudo de la violencia de estos días sea Banda del Río Salí; la droga y la delincuencia habilitada.


Romper los prejuicios y los silencios

Gustavo Díaz FernándezTitular de la delegación Tucumán del Inadi

El Mapa de la Discriminación que estamos presentando es producto de una articulación federal que convocó al Inadi, a sus equipos de trabajo y a sus delegaciones en las provincias; a las universidades nacionales y  a voluntarios, en su gran mayoría estudiantes de las instituciones académicas involucradas (en el caso de la UNT, la Facultad de Ciencias Económicas). El interventor del Inadi, Pedro Mouratian, afirma que “la discriminación nace de nuestros prejuicios y se alimenta de nuestros silencios”. Este material nos permite correr ese velo silencioso y acceder al imaginario de nuestra sociedad frente a determinadas temáticas. Nos permite tener un cuadro de situación para el desarrollo de nuevas políticas y el diseño de nuevas dinámicas que garanticen políticas públicas inclusivas. Este trabajo, como una radiografia de nuestra sociedad, señala el camino a seguir y nos indica, además, dónde focalizar nuestros esfuerzos y articulaciones para contribuir a una sociedad más igualitaria, democrática e inclusiva.