Durante los últimos años la sociedad ha variado su forma de alimentación. Los nutricionistas empezaron a notar en gran cantidad la malnutrición y la desnutrición en todos los sectores sociales, especialmente en aquellos que tienen bajos recursos.
La forma de alimentación ha variado en gran manera por no basarse en alimentos simples y naturales, sino en los elaborados con conservantes, colorantes, cereales transgénicos, excesos de grasa, hidratos de carbono, entre otros elementos perjudiciales para la salud de las personas.
Según el nutricionista Hugo Pérez García, “una alimentación saludable es la que nos aporta todos los nutrientes esenciales y la energía necesaria que cada persona según su edad y situación fisiológica necesita para mantenerse en estado de salud y bienestar”. Muchas veces el problema es que las personas se alimentan en exceso (obesidad) y otros por déficit (desnutrición y malnutrición). “Esto lleva a que no haya un equilibrio alimenticio”, señaló el profesional. Además de esta problemática, influye en gran manera qué es lo que se consume y cómo están compuestos los alimentos.
Un informe detallado comprobó que la Argentina es el segundo país productor de semillas transgénicas, es decir, que fueron modificadas para cambiar su tamaño, resistencia, etcétera. Se les inyecta todo tipo de químicos. Pero no solo las semillas fueron alteradas, sino los alimentos que compramos diariamente en el supermercado, como salchichas, hamburguesas, supremas, arroz, golosinas y condimentos, entre otras cosas.
Estos alimentos producen tanto alergias como resistencia a los antibióticos e hipersensibilidad, lo que fue discutido en foros y congresos médicos mundiales. Según encuestas realizadas en jóvenes de 10 a 19 años se encontró que un 26,2% tiene un índice de masa corporal muy superior al estimado para su edad, sexo y altura.
Pérez García cree que el problema es que los consumidores no están informados sobre cómo se elaboran los productos alimenticios, especialmente los adolescentes. Es que no tienen en cuenta lo que les provoca consumir alimentos como los mencionados anteriormente. Además, no existe una ley que obligue a los productores a presentar esa información en los envoltorios del producto en cuestión.
Consultado un gerente de una cadena de supermercados con sucursales en Tucumán, se concluye que los alimentos más comprados son derivados del trigo y el azúcar, además de aceites y yerba mate. Pero todo depende de la clase social y las necesidades básicas.
Además de los alimentos conocidos, como arroz, garbanzo y trigo, existen a nivel mundial tres reconocidos por el alto contenido de nutrientes: el maíz, la quinua y la mandioca. Constituyen una base alimentaria por el contenido en almidón, que produce energía al organismo.
Según la página www.fao.org respecto al “Año Internacional de la Quinua 2013” sus beneficios se deben a su contenido de ocho aminoácidos, que influyen en el aprendizaje, la memoria y la plasticidad de las neuronas. Se aconseja que se la incluya en el desayuno y en las demás comidas por su sabor neutro en los niños en edad de crecimiento. También contribuye al flujo sanguíneo, al sistema inmunitario, disminuye la depresión y ayuda al sistema nervioso. Se la puede combinar con leguminosas (como lenteja, porotos, etcétera) y cualquier variedad de comidas porque su sabor no influye en los demás alimentos.
“La mandioca es la tercera fuente de calorías más importante en África, Asia y América Latina después del arroz y el maíz, además de ser un alimento fundamental para las familias y se considera un cultivo básico, satisfaciendo las necesidades de la seguridad alimentaria”, afirma la FAO. Este alimento es similar a las papas y batatas, es decir es un tubérculo que se puede implementar en la dieta diaria adaptándola en productos como la harina, entre otros. Una advertencia antes de consumirla: se debe cocinar ya que posee toxinas suaves que se destruyen con el calor. Posee propiedades medicinales, ya que reduce el colesterol en la sangre, ayuda a prevenir la arterioesclerosis y los trombos. También calma el dolor en las articulaciones a causa de artritis, artrosis y reuma.
El maíz es uno de los cereales más importantes en la nutrición de millones de personas de todo el mundo por su fuente de calorías y cantidades notables de proteínas. Consumirlo ayuda al funcionamiento del sistema nervioso, reducir el colesterol, proteger la retina del ojo, la circulación sanguínea, además de ser utilizada terapéuticamente como curación de enfermedades de la piel y tratamientos de reumatismo, obesidad e hipertensión. Este cereal es muy tradicional ya que con él se pueden preparar variedades de platos, tortillas y todo tipo de productos de panadería, hasta sopas, guisos, postres y dulces.
1) Es necesario realizar cuatro comidas al día, y en lo posible agregar dos colaciones, una a la media mañana y otra a la media tarde.
2) Consumir variedad de alimentos lácteos, pescados, frutas, verduras y cereales para la incorporación de proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales.
3) Mantener un peso ideal.
4) Evitar el exceso de comidas grasas, dulces y sal.
5) Fundamental: realizar actividad física diariamente.
Por el doctor Hugo Pérez García. Especialista universitario en nutrición y trastornos alimentarios y en obesidad (Universidad Favaloro). Miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición y de la Saota.
Premiada en Feria de Ciencias
Integrantes: Trabajamos en este informe Constanza Valdez Ruiz, Génesis Giménez y Aldana Martínez Arias.
• Constanza Valdez Ruiz, integrante del grupo de trabajo de este suplemento, intervino en la Feria de Ciencias de Misiones con un trabajo relacionado a los alimentos sanos. “Se puede decir que el maíz, la quinua y la mandioca son alimentos básicos y fundamentales en la dieta de muchos países americanos por sus altos valores nutricionales. Estos productos, equilibrados con otros alimentos saludables, pueden bajar la malnutrición y desnutrición a nivel mundial”.