No importa el deporte ni la instancia: a nadie le gusta perder, y mucho menos cuando se trata de un clásico Argentina-Inglaterra. Pero justamente esa fue la suerte que corrieron las Leonas en el duelo por el tercer puesto, casi un revival de lo sucedido en la fatídica semifinal del sábado contra Holanda: empate en tiempo reglamentario (1-1) y derrota en la definición por penales australianos (2-4). Así, Las Leonas finalizaron cuartas y quedaron fuera del podio por primera vez en ocho años (desde el Champions Trophy de Canberra 2005).

Hubo algunos puntos en común con la semifinal. Uno de ellos, por desgracia, fue ir perdiendo 1-0 antes de los 5 minutos de juego. Como si se tratase de alguna clase de ritual, Argentina comenzó abajo en cinco de los seis partidos de la Liga. Demasiado para ser casualidad. En este caso, una bocha perdida en medio del área encontró a Rocío Sánchez Moccia de frente al arco de Belén Succi, que ya había quedado fuera de la acción. La mala fortuna quiso que, por intentar controlar la pelota, la defensora la mandara adentro.

Prácticamente a eso se redujo el papel de Inglaterra durante el primer tiempo. Las Leonas tomaron el control y estacionaron el juego en la mitad de enfrente, aunque sin la suficiente profundidad como para quebrar. Lo más claro fue una apilada de Rosario Luchetti, que tras dejar a tres rivales en el camino le apuntó al ángulo. La arquera Maddie Hinch salvó de manera providencial.

Con más corazón que orden (y algunos signos de cansancio), Argentina siguió buscando la igualdad frente a un rival que parecía conforme con su golpe de suerte. El premio llegó a tres minutos del descanso con un tiro rasante de Julia Gomes Fantasía que encontró a Ashley Ball en el camino y descolocó a Hinch.

El dominio argentino se profundizó en el segundo tiempo, aunque también se hicieron evidentes los signos de agotamiento, comprensible tras el desgaste físico que implicó la batalla contra Holanda. Rebecchi tuvo el 2-1, pero Hinch (quizás la mejor arquera del torneo) le ahogó el grito.

El resto del encuentro languideció entre la impotencia de Argentina y la actitud conservadora de Inglaterra, que se refugió en su terreno y apostó el resto a algún contragolpe salvador. Pero nada sucedió y los penales -una vez más- les dieron la espalda a Las Leonas.

Atraído por el “gigante blanco” y porque su amiga se disponía a defender la camiseta argentina -como él en el universo del golf-, Andrés Romero disfrutó la Liga Mundial. “A Luciana Aymar la conocí en un evento que organizó Valeria Mazza. Era una ronda de golf. Menos mal que se dedica al hockey”, recordó “Pigu” entre risas.

Romero le puso más claridad a la anécdota. ¿Así que lo de “Lucha” recorriendo los greens deja mucho que desear? “Es como que yo me ponga a jugar al hockey”, continuó entre risas. “Es una persona excelente. Me siento orgulloso de que sea argentina y de poder llamarla por teléfono como lo hice antes de que venga para avisarle que iba a estar alentando”, apuntó “Pigu”. Estaba acompañado por una íntima amiga de “Lucha”, Mercedes Cura.

ANÁLISIS

Llegaron muy agotadas

Vanina Oneto - Ex jugadora de Las Leonas

No fue el mejor partido de las chicas. Por momentos las vi agotadas, y es que el desgaste que hicieron contra Holanda fue mucho mayor que el que Inglaterra había hecho ante Australia. Se notaba claramente cuáles eran las que habían corrido más y cuáles estaban más frescas. Y en lo anímico, no me llegó esa tensión que vi contra Holanda, un rival que sin dudas te obliga a jugar mejor.

Por suerte aún falta para el Mundial, así que hay tiempo de corregir algunas cosas. Creo que lo principal que se debe ajustar es la puntada final, la estocada. A veces hace falta tomarse un segundo más para definir o soltar el pase para habilitar. Por momentos se peca de individualidad. Pero esas cosas se irán resolviendo cuando estemos más cerca.

LA GACETA / Foto de Alvaro Medina (Prohibida su reproducción)
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