Los nervios la carcomen. Leonor Peralta no quiere entusiasmarse con la posibilidad de que esta vez sí esté cerca de recuperar a su hijo. Trata de contener la emoción y mantener la cabeza fría, pero el dolor de una madre que lleva 18 años sin ver a su hijo es más fuerte. Ahora cuenta los minutos hasta el lunes, cuando quizás reciba algún nuevo dato que confirme o descarte la versión de que Duilio Fernández estaría viviendo en Estados Unidos bajo el nombre de “David”.

“No puedo decir mucho porque el fiscal me pidió que sea cauta en la información”, se disculpa luego de haberse reunido con Washington Navarro Dávila en su despacho de tribunales. Leonor le contó que una mujer norteamericana (quien se identificó como Vicky Coussin) se puso en contacto con ella y le dijo que había reconocido a Duilio a través de una foto que estaba en internet; que intentó comunicarse con la familia del niño desde el 2003 cuando el menor fue compañero de su hijo en un colegio de Washington.

“El fiscal se comprometió a investigar el caso y se puso a entera disposición de mi familia”, agradece Leonor. Y se limita a revelar que Navarro Dávila asumió el compromiso de contactar a una persona que se encargaría de constatar si los datos sobre la actual ubicación de Duilio son reales. Recién cuando se confirme esa versión, se analizará de qué manera continuará la investigación y la posibilidad de que ella viaje a Estados Unidos.

La casa rodante
Con la ayuda de un traductor, Leonor mantuvo una conversación con Coussin hace casi dos semanas. La mamá de Duilio explica que no acudió de inmediato a la Justicia hasta reunir más datos. Por eso insistió en volver a llamar a Coussin varias veces y probar que se mantuviera firme en su relato.

“Me contó que él (el supuesto Duilio) vivía sólo con su madre en una casa rodante y se movían constantemente, que ella era una mujer extraña, que no lo dejaba tener contactos con amiguitos ni asistir a los cumpleaños, que se notaba que el niño era bastante despierto, pero la madre lo tenía muy controlado”, recuerda Leonor.

La mujer le informó también dónde vive hoy ese niño, que ya tiene 21 años, y le contó que “David” estudia, trabaja y tiene una banda de música. Sin embargo, la mamá de Duilio esperará a escuchar mañana qué novedades tiene el fiscal para tomar una decisión.

Hasta ayer -según agregó Leonor- ninguna autoridad gubernamental se comunicó con la familia para responder a su pedido de ayuda que hizo público el viernes.

Un caso sin precedentes
La tarde del 1 de enero de 1996, cuando se desató una tormenta en la zona de la Agüadita y Duilio desapareció para siempre, Juan Carr acababa de fundar la “Red Solidaria”. Desde entonces, colaboró con la búsqueda de niños, adolescentes y adultos perdidos. “Me acuerdo del caso de Duilio porque fue uno de los primeros que tuvimos y era ‘el caso del momento’”, menciona.

A Juan lo conmovió la noticia de esta nueva pista en Estados Unidos. “Desde que me enteré, prendí una vela y empecé a rezar para que esto avance”, expresa en diálogo con LA GACETA. Y antes de continuar aclara: “estoy sorprendido, expectante y quiero ser delicado con cada palabra para no ilusionar ni desilusionar a la familia”.

Juan comenta que no recuerda casos de chicos que se hayan perdido en Argentina y luego aparecido en Estados Unidos o Europa. Sin embargo, destaca el caso de un hombre que se perdió en Córdoba y apareció 18 años después en Buenos Aires.

“En primer lugar, celebramos que alguien de un país que no es el nuestro se haya involucrado y molestado en llamar, porque el mayor miedo que tenés cuando alguien se pierde es al silencio”, remarca.

Tanto la “Red Solidaria” como “Missing Children” buscan a 380 adultos y unos 115 menores desaparecidos. “Siempre hay que seguir buscando porque existen milagros. Pero una historia como la de Duilio -insiste- no hemos tenido”.

La experiencia de Juan le permite opinar acerca de qué manera se debería proceder en este caso. “La Justicia debería conectar a las dos familias (la de Leonor y la de “David”) artesanalmente, sin invadir, averiguar un poco más, porque puede ser que este chico tenga un parecido y no sea el que estamos buscando. En el caso de Sofía Herrera, por ejemplo, ya fuimos a ver unas 15 nenas”, lamenta.

El titular de la “Red Solidaria” destaca que hay un dato clave para resolver estos casos. “Hay detalles que sólo una madre conoce: un lunar, una particularidad en la rodilla, el modo de caminar, el color de los ojos. Los padres tenemos esa información que la guardamos para un momento como este”, precisa Juan.

Un diálogo telefónico entre Leonor y la mamá de “David” podría cerrar el caso, de acuerdo a su mirada. “Habría que lograr ese encuentro, después lo que sigue es un estudio de ADN. Pero sobre todo -concluye- hay que respetar la intuición de una madre”.

Juan Carr recomienda cómo actuar si una persona ha desaparecido:
- Lo primero que se debe hacer es asentar la denuncia en la comisaría más cercana, la fiscalía y el juzgado de turno.

- Acudir también a la Defensoría del Pueblo y a los bomberos, ambas instituciones con capacidad de respuesta y credibilidad.

- El siguiente paso es organizar a la comunidad: conocer los lugares de pertenencia de la persona extraviada y de sus familiares y empezar a armar un equipo con esta gente allegada para que colabore con la búsqueda.

- Difundir el caso es imprescindible. Para esto hay dos vías muy efectivas: los medios tradicionales de comunicación (diarios, radio y televisión) y todas las redes sociales existentes en la Argentina (Facebook, Twitter, Linkedin, etc.).

- La siguiente etapa consiste en acercarse a organizaciones como “Missing Children” (cuando se trata de menores), “Personas Perdidas” (si son mayores), “Red Solidaria” y “Hambre Cero”.