El hombre no puede predecir con exactitud ni controlar las condiciones climáticas. Cada vez que se presenta un fenómeno de esa naturaleza tiene sus impactos en el ambiente. Es más, sus consecuencias se extienden en cadena hasta llegar a modificar el hábito de las personas o causar daños materiales. Esa situación también se da sobre las producciones agrícolas, sector que incide directamente en la vida cotidiana. Y el limón fue un nuevo caso testigo en los últimos días en la provincia.

Por efectos de la sequía y las heladas, la oferta del cítrico cayó en el Mercado de Concentración Frutihortícola de Tucumán (Mercofrut), lo que provocó incrementos del precio mayorista de hasta un 100%, comparado con el valor de estación.

Así lo informó ayer el vicepresidente del centro de compras, Juan Carlos Medina, quien expresó que la baja del stock registrada en ese lugar repercutió en la venta en las verdulerías del Gran San Miguel.

“Estamos pagando la consecuencia luego de tres meses. Las heladas y la sequía hicieron caer la floración del limón. Además, el limón bueno se exporta y aquí se consume el sobrante. Pero no hay plantas”, expresó el dirigente de uno de las organizaciones de productores frutihortícolas tucumanos.

El vicepresidente del Mercofrut advirtió, inclusive, que “no se ha llegado a cubrir la demanda del noroeste argentino” debido a las actuales condiciones de producción.

“Se consume el limón de invierno, el que se salvó y el que no se exportó. Se trata del limón de tercera calidad. El de segunda va a Buenos Aires y el de primera se exporta”, comentó.

El limón es una fruta que no se puede reemplazar, no existe una variedad que pueda utilizarse en las elaboraciones culinarias o de jugos, por ejemplo. De acuerdo con un relevamiento efectuado por LA GACETA, algunas verdulerías piden hasta $ 3 por unidad, ante el faltante del producto. Otras, en cambio, prefieren no vender el citrus porque el consumidor se resiste a pagar tanto por un producto que, por excelencia, es tucumano. “No entiendo; somos los principales exportadores de limón y tenemos que pagarlo como en Europa”, dijo una mujer que acudió a adquirir el producto para sazonar el pollo y la ensalada.

En el Mercofrut, la bandeja de de 20 kilos alcanzó a costar $ 100, cuando el valor en estación ha sido de entre $ 50 y $ 60.

“En los campos no hay mucha humedad. Las precipitaciones no sirvieron para contrarrestar el impacto de la sequía, y los campos siguen secos”, añadió Medina. En el sector industrial citrícola estimaron que los efectos de las heladas, en particular, se extenderán a las próximas exportaciones del producto.

Las bajas temperaturas que se experimentaron a mitad de año impactaron sobre los cultivos locales, disminuyendo su nivel entre un 30% y un 40%. “Las heladas quemaron las frutas de verano, lo que provocó la poca oferta. El valor del mercado interno se fue a las nubes y no hay fruta para abastecer la demanda en la región. Ello incidirá también en la exportación. Habrá caída del volumen de producción y mermas importantes de exportación”, comentó una fuente del sector empresarial.

Otras realidades

Otras hortalizas y frutas experimentaron otras realidades en el Mercado de Concentración Frutihortícola. Por ejemplo, el precio del cajón de tomate de entre 18 y 20 kilos, descendió de $ 400 (precio máximo en el año) a $ 40; mientras que el zapallito llegó a valer $ 300 y hoy se obtiene a entre $ 30 y $ 40. La baja de esas variedades responde a una merma de las compras en el principal centro comercial mayorista, en el segmento frutihortícola. En la primera semana de este mes, la compra cayó un 20%, respecto del mismo período de noviembre y de octubre. “Nos preocupa la venta mayorista. Pero, por el contrario, la minorista en la feria de los sábados ha crecido entre un 15% y un 17%, por mayor presencia y tipos de operaciones, como la compra comunitaria que se realiza dos veces al mes”, comentó Medina.