Una muralla. Eso fue Nueva Zelanda atrás, pero así y todo perdió. Y su actuación no hace más que hablar mucho mejor de Holanda, que no aflojó ni aún bajando el rendimiento. A los cuartos de final los pasó por la mínima, con gol de la temible Lidewij Welten, y en definitiva es eso lo que cuenta.
Pero antes de que se concretara el estrecho 1-0 del equipo más goleador sobre el más goleado pasaron varias cosas. Sobre todo chances serias de empate para las “black sticks”. Pero no pudo ser, ni siquiera con la amplia ventaja que sacaron en córners (5-1 fue el resultado para las de negro). “Ese detalle fue muy decepcionante. Tenemos que mejorar nuestra puntería”, apuntó el coach Mark Hager. De todas formas, el desempeño de su equipo recibió un aprobado gigante, sobre todo basado en la defensa. La que lo destacó fue Kayla Sharland. “Esta derrota fue diferente a las anteriores. Sabíamos que ellas venían marcando seguido y por eso tratamos de cubrir los espacios vacíos. Defendimos con mucha garra”, explicó la capitana.
Por eso acertaba Maartje Paumen anticipando un duelo durísimo contra las neozelandesas. “La verdad es que lo sabíamos de antemano, por eso lo que hicimos fue trasladar más la bocha en lugar de pasarla tanto. Al final, estoy contenta con el triunfo pero no con el resultado, podríamos haber hecho mejor las cosas”, sostuvo la capitana holandesa, muy sincera.
Es que el bajón se notó: pese a la lógica de la victoria, el resultado fue sufrido para las campeonas olímpicas, que tuvieron en su arquera Joyce Sombroek a una de las figuras del sintético. Ella apareció cuando la defensa flaqueó y tapó al menos tres chances serias de gol para sostener un triunfo clave. “Atajó bien y no me sorprende. Para eso está. Su mejor cualidad es cuando tiene que participar del juego”, indicó el entrenador “Max” Caldas sin ganas de nombrar figuras, pero bien consciente de lo vivido: “ganamos el partido que había que ganar. Pasamos a semifinales, pero no jugamos como deberíamos haberlo hecho”. Más claro...