BANGKOK.- La capital de Tailandia se convirtió ayer en un caos, luego de una madrugada de choques entre opositores y oficialistas que dejaron al menos cinco muertos, seguida por nuevas ocupaciones de edificios, incluido uno en el que se encontraba la primer ministra, que tuvo que ser evacuada.

Después de una jornada tensa y violenta, el líder de la oposición y ex viceprimer ministro, Suthep Thaugsuban sorprendió al país, al anunciar que se había reunido con la primer ministra Yingluck Shinawatra y le había dado un ultimátum de dos días para dejar el poder. Según contó, la reunión se realizó bajo el auspicio de las Fuerzas Armadas y contó con la presencia de la cúpula militar, informó la agencia de noticias ANSA. "No hubo una negociación ni un compromiso. Esta fue la única (reunión) y no habrá más hasta que el pueblo triunfe", prometió.

Las palabras de Suthep fueron el cierre de una ofensiva que ya lleva días pero que ayer pareció haber escalado. A lo largo del domingo, la primer ministra ordenó, primero, no reprimir las protestas (lo que más tarde sucedió); luego, pidió a sus simpatizantes y militantes desmovilizarse para evitar nuevos choques y, finalmente, extendió la orden para toda la sociedad.

A través de un mensaje televisado a la Nación, el viceprimer ministro Pracha Promnok pidió a los tailandeses que permanezcan en sus casas desde las 22 (12 hora argentina) hasta hoy al amanecer.

La principal acusación de la oposición es que Yingluck no es más que un títere de su hermano y ex primer ministro, Thaksin Shinawatra, quien fue derrocado por un golpe de Estado en 2006, que aún vive en el exilio para evitar cumplir con una condena por corrupción.

Hace un mes, la primer ministra intentó hacer avanzar una amnistía que hubiera permitido la vuelta de su hermano, pero abandonó el proyecto porque generó un amplio rechazo de la oposición.

El líder opositor Suthep lanzó en los últimos días una campaña de toma de edificios públicos. Ayer, decenas de miles de manifestantes ocupaban el simbólico Monumento a la Democracia en el centro de Bangkok, el Ministerio de Finanzas, el centro gubernamental en Chaeng Wattana y la zona comercial de Siam. También tomaron la sede de la televisión pública y cercaron la sede del Poder Ejecutivo.

Por primera vez desde que escalaron las protestas, la policía reprimió con gases lacrimógenos y camiones hidrantes a los opositores que intentaron asaltar la sede del Ejecutivo, protegida con bloques de hormigón. "Todos somos hermanos y hermanas. ¡Por favor, no traten de entrar!", gritaban los policías por megáfonos, mientras lanzaban gases y agua con químicos. (Télam)