"¡Eh, tenés que hacer algo!", lo increpó su amigo Miguel. Carlos Barrera sabía que se lo decía por su bien. Con más de 40 años y un sobrepeso que apenas lo dejaba respirar, Carlos decidió cambiar de hábitos. De la mano de su amigo, que es entrenador físico, se subió a la bicicleta y se dejó llevar por la magia de los paisajes y de la buena compañía. "Empecé a entusiasmarme, bajé de peso, y me propuse participar en mi primera carrera de triatlón. Pero no quería que nadie se enterara, porque sabía lo que me iban a decir: esto no es para vos, hacé algo más tranqui... No quería que me tiraran mala onda. Así que, calla,o empecé a entrenarme con mi amigo Miguel Rodríguez. Andaba en bici, nadaba en El Cadillal... Hasta que me presenté y pude participar con un buen desempeño", cuenta con orgullo. Aunque todavía le falta bajar varios kilos, Carlos no cambia el deporte por nada del mundo: "me da mucha actitud, mucha pila para seguir en lo cotidiano. Tu organismo responde de otra forma, podés respirar mejor. Antes estaba limitado, no hacía nada. Ahora tengo más capacidad respiratoria, pero sobre todas las cosas, el deporte te predispone a vivir más feliz".
El sobrepeso lo llevó a subirse a la bicicleta y desde entonces no se bajó nunca más
LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA