Fue a los 39 años cuando empezó a sentir que era tiempo de pagar la deuda que tenía consigo misma y se calzó las zapatillas de gimnasia. "Busqué primero en el yoga, que me ayudó muchísimo. Luego quise ver qué se siente correr... corría una semana entera; y a los profesores de Educación Física les llamaba la atención el ritmo que yo tenía. Entonces, me propusieron correr una maratón". Stella Maris Quiroga hoy se define como atleta; corre carreras de fondo, de 5.000 metros, de 10.000 metros. Pero el año pasado se sorprendió a sí misma cuando salió campeona argentina de 2.000 metros con obstáculos en Mar del Pata.
Esta mujer que, además, es catequista en la parroquia Cristo Rey, disfruta del deporte, pero antes que nada aprendió a respetar sus tiempos. "Cuando corrés una maratón tenés dos meses de entrenamiento. Hay que respetar las pausas, de otro modo sufren las rodillas, las articulaciones. Y eso no es calidad de vida", advierte. Por eso puede decir: "siempre he corrido con una sonrisa, cuando yo no sonreía era porque estaba sufriendo; después de los 40, uno no puede ir a correr para sufrir".
Esta mujer que, además, es catequista en la parroquia Cristo Rey, disfruta del deporte, pero antes que nada aprendió a respetar sus tiempos. "Cuando corrés una maratón tenés dos meses de entrenamiento. Hay que respetar las pausas, de otro modo sufren las rodillas, las articulaciones. Y eso no es calidad de vida", advierte. Por eso puede decir: "siempre he corrido con una sonrisa, cuando yo no sonreía era porque estaba sufriendo; después de los 40, uno no puede ir a correr para sufrir".