Antes de su práctica vespertina, las Leonas estuvieron con niñas de la Fundación Flexer, que se dedica a ayudar a chicos que sufren de cáncer. Además de sacarse fotos con ellas y firmarles camisetas y remeras, algunas jugadoras les enseñaron cómo pegarle a la bocha con el stick.
"¡Muy bien, Juli!", felicitó Luciana Aymar a una de las nenas, que demostró tener grandes condiciones para jugar al hockey.
Entre las seis privilegiadas, estaba Lucía Santos Esparrel, una pequeña luchadora de nueve años vestida totalmente de "leona". "Son mis ídolas, me encantan. La verdad, nunca pensé que tendría la posibilidad de estar con todas las jugadoras acá en tucumán. Me pellizco y no sé si es un sueño. Estoy despierta, pero es un sueño", confesó "Luchy", con inmensos ojos verdes y una sonrisa imborrable.
"Una vez yo estaba muy mal y tres de ellas de ellas vinieron a visitarme a mi casa. Fue una alegría enorme, se portaron re bien conmigo", contó, en referencia a Rocío Sánchez Moccia, Mariela Scarone y Florencia Mutio, quienes estuvieron de paso por la provincia el año pasado para brindar un clínica en Tucumán Rugby.
Precisamente en ese club jugaba al hockey Lucía, antes de que su enfermedad le quitara el stick de las manos. "Ella también es una leona", la definió su madre, Andrea Esparrel, quien ponderó la iniciativa de la Fundación: "Me parece fantastico que se hagan estas cosas, para traerles un poco de alegría a estos chicos que han pasado por momentos tan duros. En el medio de su oscuridad, esto les trae una luz de esperanza. Y eso es lo más importante, porque les hace bien en lo anímico. Está bárbaro que la Fundación no sólo ayude en el aspecto material, sino también alimentando el espíritu de estos chicos".