Los informes técnicos parecen contundentes. El aparato celular que tenía Paulina Lebbos fue utilizado por otras dos líneas de teléfono el mismo día en que fue asesinada. Anoche, el fiscal de Instrucción de la IV° Nominación, Diego López Ávila, ordenó la aprehensión de un hombre, que sería una de las personas que tuvo el teléfono de la víctima en sus manos.
Las nuevas pistas incorporadas al expediente a través de los entrecruzamientos telefónicos y de otras pericias técnicas, le dieron un nuevo impulso a la investigación de un crimen ocurrido hace siete años. Paulina desapareció el 26 de febrero de 2006 luego de haber estado bailando en un boliche de El Abasto.
Su cuerpo fue hallado el 11 de marzo de ese año a la vera de la ruta 341, en Tapia. La habían estrangulado, y según la autopsia el crimen ocurrió el mismo día de su desaparición.
Con la aprehensión de ayer, son dos las personas sospechadas de haber tenido participación en el crimen. El martes a la tarde, un joven de 34 años fue detenido por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), y permanece incomunicado en la alcaidía de los tribunales penales.
El primer acusado
Inmutable. Su ánimo fue el mismo durante las cuatro horas que declaró ante el fiscal, el martes a la noche. El acusado de haber matado a Paulina tuvo la misma actitud de tranquilidad ayer a la mañana, cuando sus nuevos abogados, Roberto Flores y Juan Carlos López Casacci, pidieron que se dé por terminada la indagatoria.
El hombre de 34 años, cuya identidad no fue informada aún oficialmente, declaró el lunes a la noche, asistido por el abogado Ricardo Soria. Ayer a primera hora, el letrado renunció a la defensa, alegando razones personales.
Dos horas más tarde se apersonaron Flores y López Casacci, quienes pidieron que se diera por finalizada la declaración indagatoria, y que se fijara una nueva fecha para la ampliación de la misma. De esa manera, ganaron tiempo para poder conocer las pruebas en contra del detenido.
En su declaración, el acusado negó haber conocido a Paulina, y dijo que no tuvo intervención en el crimen, contó Flores. Fuentes judiciales agregaron que, sin embargo, tuvo numerosas contradicciones en su relato, relacionadas con los números de teléfono que tuvo.
El domingo 26 de febrero a la mañana, fue incorporado un chip en el teléfono que tenía Paulina, desde el que se realizaron llamadas. Esa línea estaba a nombre del detenido. Sería la principal prueba que tendría el fiscal para acusarlo del crimen, contaron fuentes judiciales.
El segundo sospechoso
El fiscal debe decidir cuándo continuará la declaración del imputado. Pero ante la suspensión de la indagatoria de ayer, siguió otros pasos para llegar a la verdad. Durante la tarde, llamó a declarar como testigos a las personas que habían tenido comunicación con el acusado. En esas declaraciones, descubrió que uno de los que estaba prestando testimonio era el dueño de otro chip que también había sido colocado en el teléfono de la víctima el 26 de febrero de 2006, según surge de los informes técnicos.
El segundo sospechoso, que tiene 34 años, quedó aprehendido anoche a las 21.30. Una vez que declare, López Ávila deberá decidir si le pide al juez Francisco Pisa que convierta la aprehensión en detención.
Estos serían los primeros pasos de las medidas decididas por el fiscal. En lo que queda de la semana, habría otras novedades que surgirían de los entrecruzamientos telefónicos. Así, la tecnología estaría siendo fundamental para la nueva pista que sigue la Justicia para encontrar a los responsables del crimen de Paulina.