Un saludo como cualquier otro le da pie a Luis Miguel Rodríguez para tirar la noticia del momento. Su noticia, en realidad. Después del "hola, qué tal", y de la repuesta con pregunta, "todo bien, ¿vos?", el artista del gol de Simoca entrega una confidencia. "Bien, pero creo que el lunes entro a la cancha con la nueve... Después te cuento". La pausa en la conversación no se debía a un capricho, había obligaciones laborales, como pasar por un baño en la pileta del vestuario con hielo (acelera la recuperación muscular), y luego cumplir con la misión de toda figura ante la gente. Ayer, le tocó a Miguel firmar autógrafos y enviar saludos a un chico que cumplía 18 años. Entre él y Guillermo Acosta intercambiaron chanzas por la estatura ante la cámara.

Sabiendo lo que se venía, LG Deportiva, le aconseja a "Pulguita" pedirle un toque de gracia al actual goleador del equipo en estas últimas fechas, precisamente "Bebé". Pedile los botines. "Para qué, si él último gol que hizo fue de cabeza. No podemos cambiarlas", ríe buscando complicidad el hijo de Bety, la dueña del plato de su perdición: guiso de arroz con pollo.

Si el mejor menú lo tiene su mamá, Rodríguez entiende que el postre más sabroso son sus conquistas. Y hace rato que no convierte, tres jornadas. Entonces, sin ser un cabulero nato, tomó la decisión de... volver a usar la 9. "Tengo gratos recuerdos de esa camiseta. Si no me equivoco, en el Argentino A, formando parte del equipo que ascendió a la B Nacional en la temporada 2007/08, hice entre 13 o 14 goles. Es buen un dato", le cuenta "Pulguita" al cronista, que le había recordado que la 9 está embrujada, desde él había dejado de usarla. Pasaron delanteros de peso -y no tanto- pero nunca pudieron romper la barrera de los 10 tantos en un temporada vistiendo esa chomba.

Hay un problema, reconoce Luis. ¿Cual? "Espero que el utilero pueda hacer magia y conseguirme un talle de esa camiseta, ja. Yo soy talla chico, ja", ríe ante el inconveniente y vuelve a repasar su momento "de sequía". "Si bien el equipo está teniendo un funcionamiento muy bueno, uno vive del gol y a veces lo necesita, y en mi caso no estoy convirtiendo todo lo que desearía". Su último grito fue ante Villa San Carlos (fecha 15). Lo que le achica el margen de satisfacción a Rodríguez es quizás cómo fueron sus gritos, tres de jugada y dos desde los 12 pasos. Igual, son importantes. "Todos los goles, sean de penal o de tiro libre, son goles. Uno se plantea algo y apuesta a no tener un promedio tan bajo respecto del año pasado. Ojalá pueda terminar con siete, así el año que viene empiezo con todo", reformula su pensamiento acerca de este presente que tiene a "Bebé" Acosta como la carta ofensiva. Su dos goles en estos últimos tres encuentros sirvieron para vencer 1-0 a Talleres (fecha 17) y para empatar 1-1 con Unión (18), el martes pasado en Santa Fe.

"Yo quiero marcar y que sirva para que Atlético gane, sume puntos y siga prendido en la lucha por el ascenso. Ojalá el lunes cambie mi suerte", desea con un suspiro y se despide el artillero hasta hoy.