Una puja entre la Policía y la Liga Tucumana de Fúbol transformó a barrio El Bosque en una zona de guerra durante varias horas. El Comité de Seguridad y Defensa Civil decidieron no habilitar el estadio de Central Norte, pero la Liga Tucumana de Fútbol no acató la medida e hizo disputar el duelo entre San Juan y Bella Vista con personal de seguridad privada. El cotejo terminó sin mayores problemas, pero ambas hinchadas se enfrentaron en las adyacencias de la cancha que fueron controlados por la Policía que actuó para proteger a los vecinos.
El comisario Jorge Díaz informó que el miércoles le había notificado a la LTF que el estadio no reunía las condiciones de seguridad para ser habilitado y le comunicó que el viernes se realizaría otra inspección para determinar si se habían reparado todas las fallas. Los uniformados la hicieron con Defensa Civil y, de manera categórica, clausuraron el estadio y comunicaron oficialmente la decisión.
"Lo que más nos molestó es que nos dijeron todo a último momento. Por eso decidimos contratar 120 personas de seguridad privada para que se encargaran de custodiar a los hinchas y hacer jugar el encuentro. Tomamos esa decisión porque a nuestra entidad nos discriminan permanentemente organizando encuentros a puertas cerradas o envíandolos a otros escenarios", explicó Darío Zamorate.
El directivo no se equivocó. El encuentro terminó, pero estuvo cerca de no empezar porque un proyectil impactó en la cabeza del arquero Carlos Porvén que se recuperó. Antes, durante y después de que se ejecutaran los penales, los hinchas de San Juan -con un salvajismo y una saña pocas veces vista- se pelearon entre ellos. Pero eso fue el comienzo.
Después de que el grueso de las hinchadas se retiraron del estadio, simpatizantes del "santo" del este, después de atacar a golpes al personal de seguridad privada, ingresaron por el vestuario de su equipo al campo para enfrentarse con los simpatizantes de Bella Vista.
La pelea se trasladó a la calle, pero allí se encontraron con unos 60 efectivos de la policía que fueron movilizados para proteger a los vecinos del barrio. Corridas por todos lados y los vecinos aterrados que buscaban desesperadamente proteger sus viviendas de la lluvia de piedras fueron las imágenes que eran acompañadas por el ensordecedor ruidos de los armas antimotines que realizaban los uniformados para dispersar a los salvajes.
"Actuamos porque debíamos proteger a los vecinos de la zona. Este encuentro no se debería haber jugado. La inhabilitación no sólo fue del Comité de Seguridad, sino también de Defensa Civil y no se la cumplió", indicó comisario Luis Medina, jefe de la Unidad Regional Capital.
Zamorate estaba indignado. Sabía que ayer había tomado una deción polémica. "Es hora de que nos sentemos a charlar para que esto no vuelva a ocurrir y se encuentre una solución definitiva. La Liga castigó a los violentos clausurando las canchas y quitándoles puntos. ¿Vieron alguna vez que la Policía detuvo a algún barra?", se preguntó. Mario Racedo, jefe de Policía, recalcó que dispusieron movilizar gente por temor a que los vecinos sufran daños como ocurrió el domingo pasado. "Esto no quedará así. Vamos a presentar una denuncia formal ante el Consejo Federal y la AFA porque la Liga no cumplió con la inhabilitación", concluyó.