La plata quema en la mano. No sólo por necesidades puntuales de la población, sino también porque la inflación se está comiendo el poder adquisitivo del asalariado argentino. Un reciente sondeo de la Escuela de Economía de la Universidad Católica Argentina ha mostrado, sin embargo, cierta propensión de los más jóvenes a guardar los pesos en casa, como ahorro, si los tuviera. Pero los mayores, en cambio lo destinarían a consumo. Y estas conductas tienen una explicación, según señala a LA GACETA Fernando Nicchi, director de la Escuela de Economía. "Hay una población de la sociedad argentina, menor a los 40 años, que no ha vivido serios procesos inflacionarios o hiperinflacionarios y, por lo tanto, no tiene tanta gimnasia acerca de cómo vivir en ese escenario", explica el economista.

Hasta ahora, si bien los índices privado han marcado cierta aceleración en los precios, distinta a la velocidad de las mediciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), las expectativas económicas han sido optimistas en los últimos meses, sobre la situación actual de la capacidad de compra, el ingreso familiar y el empleo. "Creemos que mucho ha tenido que ver la vigencia de paritarias, del aguinaldo, de los cambios en Ganancias y en el Monotributo", apunta Nicchi. Y eso se ha reflejado en el índice de la UCA. No obstante, el experto advierte que ahora no hay noticias que apuntalen el consumo y tal vez las expectativas desciendan en la medición poselectoral. "No hay noticias que mejoren el ingreso, al menos, en términos nominales", añade. Tal vez los anuncios oficiales propios de fines de año -como pagos masivos de sueldos y aguinaldos u otros beneficios impositivos- contribuyan a mejorar el consumo.

Mientras tanto, la inflación sigue su curso, aunque el Gobierno nacional sostiene que no hay subas sostenidas de precios en la Argentina. Por caso, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, ha dicho recientemente que "no es posible que haya inflación si el precio de la carne estuvo estabilizado en los últimos 12 meses".

"Más allá del grotesco de los argumentos en una economía que maneja una nominalidad en torno a veintipico: paritarias al 24%, dólar al 24/26% y tasas de interés al 20%, es cierto que el precio de la carne contribuyó a estabilizar los aumentos de precios durante este año", admite un reciente informe del Estudio Bein & Asociados. De algún modo, el precio de la carne vacuna (que se había duplicado en 2010 y principios de 2011) y las tarifas de servicios públicos, que se mantuvieron sin cambios en el año electoral, funcionaron como un ancla para evitar que el aumento en los precios medidos por el Relevamiento de Precios Minoristas se acelerara", acota Bein & Asociados. Esto es en una economía donde las paritarias se mantuvieron en el 24%, mientras el dólar aceleró su dinámica a un ritmo del 27% anualizado (24% en lo que va del año) y -aún más- se disparó el precio de los panificados por la escasez de trigo en el mercado local.

Proyecciones
Según el indicador del Estudio Bein & Asociados, el aumento interanual de precios a octubre asciende a 22,4% y el año finalizaría incluso abajo del 24% con que cerró 2012. "Es cierto que la dinámica de los precios a lo largo del año no fue homogénea. El congelamiento de precios que rigió entre febrero y mayo -que en rigor pateó para después de las paritarias los aumentos autorizados para esos meses- llevó la tasa de inflación anual a la zona de 13% anual en esos meses, para después (autorizaciones de aumentos mediante), impulsarla a la zona del 29/30% anual", explica la consultora.

¿Qué es lo que puede suceder hacia adelante? El Estudio Bein & Asociados, dice que todo dependerá de la combinación que adopte la política entre corrección de precios relativos -dólar y tarifas- y el manejo de las reservas del Banco Central. "Puntualmente en el último bimestre del año, vuelven a coincidir aumentos postergados por la política en prepagas, naftas, subtes, alimentos envasados en general y probablemente también una corrección en el precio de la carne si se concreta el anuncio de fomentar la exportación vía la reducción de retenciones y habilitación de los cupos, justo cuando la demanda aumenta y la oferta se reduce", sostiene.

Esta será la herencia que dejará este año, al que le quedan 51 días difíciles y de decisiones, para 2014, otro año de transición.