Las abuelas suelen usar refranes para remarcar ideas. Es una forma de ponerles imágenes a las palabras. Y uno de los más usados es el ultrafamoso "escobita nueva barre bien". Nada tiene que ver la frase con la limpieza en realidad. Por lo general, todo lo que se estrena cumple con su cometido. Hasta que se pone viejo y falla. Pero nuevo no es sinónimo de bueno. Cualquiera que haya visto películas norteamericanas sabe qué es el archiconocido "nine uan uan"... Sí, el 911 de las películas llegó a la provincia hace una semana. Una escoba perfecta, dirían las abuelas. ¿Una escoba perfecta?

El sistema es absurdamente sencillo. Se recibe una llamada a una central telefónica y los operadores dan aviso a un móvil (auto o moto) para que los policías se dirijan al lugar desde donde se recibió el pedido de auxilio. Son tres pasos. Sólo tres.

El jueves a la noche, al menos ocho delincuentes aterrorizaron a dos familias que residen en un barrio privado en Camino del Perú al 600. Entre ambas residencias, los delincuentes estuvieron casi dos horas, desde poco antes de las 23. Cuando se fueron, una de las víctimas, por teléfono, avisó lo que había sucedido al 911. Los policías llegaron... 55 minutos después. No se está exagerando. Y no se trata de una locación de difícil acceso. Está a siete cuadras del emblemático Cristo de Yerba Buena, zona neurálgica si las hay. Se tarda menos en llegar desde El Corte hasta Banda del Río Salí por la Mate de Luna que los casi 60 minutos que les llevó a los policías arribar a las casas de las víctimas. A esa misma hora había no uno, sino siete policías, con dos patrulleros y una moto en la esquina de Camino del Perú y Mate de Luna. ¿Los GPS no registraron esta convención policial destinada a vaya uno a saber qué cosa? ¿O la comunicación (handies o teléfonos celulares) no funcionó?

La excusa puesta por los funcionarios es de Perogrullo. Resulta que el barrio privado debería contar con mayores medidas de seguridad para evitar este tipo de atracos. Pero, si eso sucede en un complejo habitacional presumiblemente custodiado, ¿qué pasa con el 95% de la población que está a merced de la delincuencia sin más protección que rejas, llaves y candados? Al mismo tiempo que robaban en el barrio privado, desvalijaron cinco casas del Barrio Cooperget, pegado al barrio del Camino del Perú. Los vecinos dijeron que los ladrones integraban una sola banda.

El sistema 911 (como cada cosa que inaugura este Gobierno), fue anunciado con bombos y platillos. Y además aseguraron que los policías que estén en las calles iban a ser colocados en cuadrillas para poder determinar fehacientemente dónde se encontraba cada uno. Amigo lector, lo invito a buscar guías telefónicas de los últimos cinco años. En la contratapa usted encontrará ya delimitadas las famosas cuadrillas. ¿Mejoró esto en algo la situación de inseguridad en la provincia? No. El gobernador José Alperovich, en un verdadero sincericidio, pidió que, si había que castigarlo por su gestión, lo hicieran en 2015, y no ahora. ¿Habrá que aguantar dos años más de atracos impunes, entonces? Complicado pedir algo así cuando el hartazgo de la gente se siente a flor de piel.

Ya no se trata de sistemas. El 911 puede ser buenísimo. Las cámaras de seguridad pueden ser excelentes. Los móviles y los equipos de comunicación pueden ser de última generación. Pero nada de esto funciona solo. Hay que agregarles preparación, concentración y ganas de los seres humanos que los utilizan... Lo mismo que a una escoba. Porque aunque tengamos el último modelo, si el que tiene que emplearla no sabe o no quiere, los residuos se acumularán. Y hoy la basura ya nos tapa a todos.