ROMA.- Al menos 140 personas murieron (una decena de ellas, niños y embarazadas) y unas 250 desaparecieron ayer al hundirse una embarcación con cerca de 500 inmigrantes ilegales africanos en la costa de la isla de Lampedusa, sur de Italia, cuando intentaban llegar a tierra en busca de una vida mejor. Poco más de 150 sobrevivientes fueron rescatados.
La precaria barcaza en la que viajaban hacinados tenía unos 20 metros de eslora (largo), y se incendió por el fuego que prendieron los viajeros para ser vistos y remolcados cuando el motor dejó de funcionar. El navío volcó y hundió a aproximadamente un kilómetro de la isla. Los cadáveres rescatados del agua fueron colocados en el muelle, en uno de los peores desastres en la peligrosa ruta entre Europa y África.
"Es horrible, parece un cementerio. No dejan de llegar barcos y descargar muertos. Es impresionante", resumió, entre llantos, la alcaldesa de Lampedusa, Giusy Nicolini. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) señaló que todos los pasajeros eran eritreos y somalíes que habían salido de Libia. "Alabo la rápida actuación de la guardia costera para salvar vidas; pero, al mismo tiempo, estoy conmocionado por el fenómeno creciente de la gente que huye de conflictos o de persecuciones y muere en el mar", sostuvo el titular de la Acnur, Antonio Guterres.
La mayor tragedia en el Mediterráneo se registró el año pasado, con unas 500 víctimas fatales en un trayecto similar. Sólo en 2012 llegaron por mar a Italia 13.200 inmigrantes desesperados, la mayoría a Lampedusa, una isla minúscula a solo 113 kilómetros de la costa de Túnez. Desde principios de este año, llegaron a la península 21.870 inmigrantes, según datos de Save the Children Italia, incluyendo una avalancha de miles de refugiados de la guerra civil en Siria.
El hecho motivó reacciones políticas inmediatas. El primer ministro, Enrico Letta, anunció que viajará al lugar de "la inmensa tragedia", mientras que el ex premier, Silvio Berlusconi, suspendió una reunión de su Partido de la Libertad tras afirmar que "lo ocurrido es demasiado grande como para dedicar el día a asuntos internos" de su dividido partido.
Frontera europea
"Este no es un drama italiano, es un drama europeo. Lampedusa tiene que ser considerada una frontera de Europa, no una frontera de Italia", declaró el vicepremier, Angelino Alfano, quien señaló que si algún viajero hubiese tenido un teléfono celular, "se hubiesen salvado". La ministra de Asuntos Exteriores, Emma Bonino, calificó las muertes de "tragedia sin fin". "El rescate empezó apenas conocida la alarma (dada por un pesquero), pero hacía frío y muchos no sabían nadar", agregó. La funcionaria fue criticada por la xenófoba Liga Norte por ser permisiva con los extranjeros "de los países del tercer mundo".
El ministro de Transporte, Maurizio Lupi, reclamó que se luche contra las mafias que trafican con seres humanos y las transportan en embarcaciones atestadas e inseguras. "Poner freno a quienes explotan las esperanzas de los pobres es una tarea que tenemos que asumir y que la comunidad internacional, y la europea en particular, tiene que asumir", afirmó. La presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Boldrini, recordó que "los motivos de los viajes son siempre los mismos: guerras, persecuciones y violaciones de los derechos humanos".
En la madrugada de ayer, había arribado a la isla una barcaza con 450 inmigrantes ilegales, que fueron trasladados a un desbordado edificio de recepción donde hay más de 700 personas. Hace una semana, 13 africanos se ahogaron al no llegar a nado a la costa de Sicilia. (DPA-Reuters-Télam)