Los estilos de conducción en el trabajo no tienen género. Sin embargo, casi culturalmente, el hombre se resiste a recibir órdenes de una jefa ejecutiva o, por el contrario, las mujeres suelen sostener que sus jefes son más autoritarios a la hora de dar instrucciones. En los hechos, no deberían imponerse ni los pantalones ni las polleras. Como dice Graciela Chamut, Master en Dirección de Empresas, "los líderes exitosos tienden más a parecerse que a diferenciarse; tienen más características comunes entre ellos que con otras personas con las que parezcan más afines (sexo, profesión, actividad, etc.)".

Sin embargo, en la oficina o en la fábrica priman algunas características en los estilos de conducción. Por ejemplo, que los jefes se enfocan más a resultados y que las mujeres son más intuitivas y más diplomáticas con su personal.

"Una ventaja importante y poco valorada en el ámbito laboral es la característica de la mujer por mirar una situación de manera integral, sistémica, incluyendo, hechos, sentimientos y el contexto externo", enumera el experto en Recursos Humanos, Pablo Guitart. De esa mirada global, plantea, es capaz de generar una propuesta en apariencia "no convencional", pero sumamente efectiva. "La mirada masculina, suele tener la tendencia de ser más analítica", dice.

Muchas veces los modelos y miradas masculinas apuntan a eliminar toda imperfección, y en realidad el modelo perfeccionista, impacta negativamente en las empresas, ya que es la tendencia a mejorar un trabajo sin considerarlo acabado nunca, acota Guitart.

Lo que necesitamos en los ámbitos laborales es excelencia, que es distinto a perfección. Las mujeres parecieran entender mejor este concepto que los hombres, expresa el especialista a LA GACETA. Cada persona, sea hombre o mujer, vive y trabaja con su particular estilo; tomar en cuenta algunas distinciones nos ayudan a ambos géneros a comprender que la complementariedad y diversidad de enfoques son claves si queremos ser excelentes en lo que hacemos, sugiere el experto.

Chamut, recuerda que, más allá del género, el líder tiene dos situaciones: influir sobre la gente para que haga voluntariamente un esfuerzo y, además, conseguir resultados con su gente. "El liderazgo requiere de un buen manejo de las interacciones sociales, de la posibilidad de construir alianzas y enfrentar exitosamente los retos y el estrés", señala. Y, para romper viejos paradigmas, sugiere a los jefes/as:

• Conozca a su gente. Sepa qué puede esperar de ellos, en productividad y en disciplina.

• Escuche lo que dicen y lo que opinan. Recibirá contribuciones valiosas y se enterará de cosas importantes.

• Tome decisiones con responsabilidad, y manténgalas. Sobre todo cuando afectan a la gente.

• Respete a su gente y sea leal con ellos, valore a sus colaboradores. Se lo devolverán con creces.