Videos, fotografías, esculturas, pinturas, diseños, cerámicas, instalaciones y dibujos. Prácticamente nada de lo que comprenden las artes visuales, quedó fuera de esta segunda edición del Circuito Abierto que, entre las 19 del viernes y la 1 del sábado, atrajo a alrededor de 300 personas que lo recorrieron en tres ómnibus.
No son los números de La Noche de los Museos (que se cuentan por miles) por supuesto, pero tampoco es la misma oferta artística, de seguro.
La conquista del público para el arte es siempre un tema delicado, y hasta los grandes museos del mundo todavía hoy lo están discutiendo. Porque además, está relacionado con la misma formación de ese público; un proceso complejo que debería arrancar en la propia infancia y surcar diversas instancias. La cuestión, en esta provincia, aún está en una etapa previa de discusión, en la que la pregunta recién se está intentando formular en algunas instituciones. Para el caso, en el Foro de Arte Contemporáneo y Políticas Culturales que se realizó la semana pasada, el interrogante recorrió diversos debates.
La dificultad se acrecienta cuando se trata de iniciativas independientes, que poco o nada de respaldo tienen. Y más, si se habla de arte contemporáneo, ante el cual muchos espectadores directamente quedan desconcertados y no se llevan bien.
En el Circuito Abierto abundaron espacios muy pequeños, en el que no podía ingresar más de una decena de personas. Otros, en el que la visita se hacía más agradable con la música de dj's y las degustaciones de vino, y también estaban aquellos que terminaron siendo una reunión de amigos. En otras palabras, si se toma en cuenta la cantidad y la composición de los visitantes, se podría establecer que en su inmensa mayoría son los habituales concurrentes a estas exposiciones.
En Rusia Galería, la intervención de Lulú Lobo transformó el espacio, con dos instalaciones en las que 100 estampas empapelaron el cielo raso construido con durlok y otras 200, se usaron para empapelar una pared intrusa. En La Fábrica Mental, los artistas trabajaron entre el diseño y sus obras, muchas de las cuales ya se encontraban en el lugar. Y en Espora (Casa Managua), Pierina Iluminato construyó un mundo femenino e íntimo con texturas, colores y florcitas de tela incorporadas a las paredes. Traman albergó dibujos y pinturas de Belén Aguirre y Marcelo Beccari, y Buró Arte, la producción de Pablo Zicarello. Pero largo sería enumerar las obras.
Lo fundamental, entonces, será comenzar a debatir cómo seducir y ganar al público, en una sociedad en el que el arte se hace cada vez más necesario.