BERLÍN.- Hace dos semanas, todo parecía indicar que el Gobierno, mejor dicho la coalición entre demócratacristianos, socialcristianos y liberales (CDU, CSU y FDP) iba a obtener la mayoría en las elecciones de hoy y, con ello, Ángela Merkel seguiría siendo la Canciller de Alemania. Si el mandatario germano fuese elegido directamente, Merkel resultaría consagrada, pues es más querida que el candidato de los socialdemócratas (SPD), Peer Steinbrück, quien, si bien demostró sus capacidades cuando fue ministro de Economía (2005-2009), tiene un estilo directo y pedante que no siempre cae bien entre los alemanes.

Pero exactamente hace una semana hubo elecciones en Baviera, en las que el CSU se alzó con la mayoría absoluta y dejó a los liberales fuera del Parlamento bávaro. La situación cambió: ahora hay un empate entre los partidos del Gobierno y los de la oposición, porque si bien los verdes (Bündnis90/Die Grünen) siguen perdiendo puntos, hay un repunte mínimo de los socialdemócratas; y la Izquierda (Die Linke) seguirá ocupando escaños.

Hay especulaciones. ¿Qué pasa si los liberales quedan fuera del Bundestag (Parlamento federal)? ¿Qué pasa si Alternativa para Alemania (nuevo partido euroescéptico) consigue bancas? La última semana de la campaña es muy importante, todos tienen que movilizar a los electores y no solo convencerlos que voten por ellos, sino que vayan a votar. Pues en Alemania es un derecho, no una obligación; el mensaje es "vaya a votar", sobre todo para los jóvenes.

Estas elecciones serán con suspenso, será una de esas noches en que se siguen los cambiantes resultados para saber quien ganó. Pero gane quien gane, los cambios no serán de fondo sino superficiales y resultarán de las negociaciones entre los partidos que en coalición gobiernen Alemania en los próximos cuatro años. Y esos pactos son a puertas cerradas, tras la elección.