"Esta es una zafra complicada. Y digo que es porque aún estamos cosechando. Sin dudas que hubiera sido mejor cosechar antes, pero es una cosecha tardía porque se sumaron las condiciones climáticas con la falta de agua en los ingenios. Además, en los campos estamos cortando brotes, con lo bajaron que los rendimientos", resumió para LA GACETA Rural el productor Luis Alberto Martínez, que explota un campo en la zona de La Ramada de Abajo, en el departamento Burruyacu, al noreste de San Miguel de Tucumán.

"Después que terminemos de levantar toda la caña en pie, será el momento de pensar y comenzar a trabajar con los abonos y herbicidas y con la labranza cero. Por supuesto, que dejaremos en los campos los despuntes y los restos que dejó la cosecha", dijo Martínez, al describir las tareas a campo que comenzarán en los próximos días.

Los dos años seguidos de sequía, ¿les exige pensar en utilizar, en la próxima campaña 2014, variedades de caña de azúcar más resistentes a la falta de agua?, consultó nuestro diario.

"No estamos pensando en esa alternativa porque en la finca tenemos una cepa nueva, de un año (soca 1), que está muy bien", respondió, y de inmediato agregó: "el futuro de los cañaverales dependerá de que llueva, para que volvamos a ser, a tener, un cañaveral buenos, como lo fueron desde hace dos años para atrás".

Martínez aclaró que los resultados de la zafra cañera no dependen de la tecnología.

"Las cosechadoras están; los agroquímicos también están, y la tecnología también está en los campos de Tucumán", dijo el agricultor de La Ramada de Abajo. "Hace dos años, la producción fue buena y la cosecha excelente. Sólo tenemos problemas (más allá de los problemas de precios que enfrentan todas las economías regionales) porque falta agua de lluvia", agregó. Por último, planteó: "me parece que el Gobierno de Tucumán, y los restantes del NOA, deberían juntarse y declarar la emergencia agropecuaria regional. Creo que deberían actuar en ese sentido, en conjunto".