Son las 12.45 del miércoles y el plantel casi completo de Brown de Adrogué espera en el lobby de un hotel de México al 800 para almorzar. LG Deportiva fue hasta allí para hablar con Pablo Vicó, el entrenador del equipo que vive en su estadio desde hace 14 años.

"Ya tiene que bajar. Esperalo en el ascensor, no creo que te cueste reconocerlo", avisa un colaborador suyo mientras se señala el bozo haciendo referencia al bigote del técnico. "Cuando lo veas a Don Ramón, es él", bromea. Luego de unos segundos, Vicó, baja, hace contacto con la prensa, pospone la entrevista sólo unos minutos y llama a un jugador aparte. El encuentro con una de las leyendas vivientes del ascenso se hace esperar pero no fallará.

"Ahora sí", dice luego de la charla con su pupilo. La primera pregunta no será original y tiene que ver con la historia que lo hizo famoso.

- ¿El hecho de que usted viva en el club marca sus sentido de pertenencia con Brown?

- Para mi es algo muy normal, ya son 14 años de esto. Brown es como si fuera mi casa, mi hogar. Por eso la cuido y la respeto. Son circunstancias de la vida que me llevaron a esto.

En 1999, cuando Brown construyó una pensión en el estadio, el presidente del club necesitaba una persona para que la cuide y pensó en Vicó, ex gloria de la institución. Unos 10 años después, el pedido de la dirigencia fue algo más comprometedor: ser el entrenador de la Primera. El hombre aceptó sin dudar y helo aquí: al frente del equipo en la B Nacional y con una histórica victoria sobre Independiente en la primera fecha. "Si no me equivoco, (Marcelo) Bielsa también vivía en la concentración del Athletic Bilbao", recuerda. Sin embargo, "Don Ramón" (como realmente lo apodan en el barrio) va más allá: pese a dirigir un equipo profesional, su estadía en el club lo obliga a seguir realizando las tareas propias de un cuidador: Vicó, por ejemplo, sigue alquilando a los socios del "tricolor", las canchas de tenis que posee Brown en el predio.

Su nexo con la provincia
Algunos de los jugadores que esperan la llegada de las pastas previas al partido, vienen de conocer la Casa Histórica y se muestran las fotos. Los viajes no son algo tan normal para un equipo que proviene de la B Metropolitana y lo más lejos que debe viajar es a Rosario. En estas fechas, Brown jugó en Paraná, Corrientes, Pergamino y ahora en Tucumán. "Todos son lugares lindos", dice Vicó pero admite que hay algo especial aquí.

"Me trae lindos recuerdos Tucumán, porque acá jugó y dejó una buena imagen Cristian Chávez, que salió de las inferiores de Brown y a quien considero uno de mis 'hijos' futbolísticos. Él es hincha del club, además", admite el DT. El "Negro", quien jugó la temporada 2010/11 para Atlético, fue su pupilo desde 9° hasta su debut en Primera.

Justamente Chávez, anotó el gol 900 para el "decano" en la B Nacional pero el ansiado gol 1.000 no llegó anoche. "Lo que más recuerdo es cuando se fue aplaudido de la cancha de Instituto. Me pone contento estar en un lugar donde él fue feliz", recuerda.