La jornada laboral finaliza y las gastadas previas al partido ya vibran en los celulares. En el vestuario, los jugadores se liberan de la ropa rigurosa, y se ponen los cortos y los botines de tapones bajos. Con pelotazos al arquero y trotes suaves comienza la espera de los demorados. Por fin, cuando están los 10, el partido arranca. Este ritual se repite todas las semanas en las canchas de fútbol 5 que funcionan en la capital y en Yerba Buena. En los últimos tres años, este negocio prosperó de manera considerable. Alrededor de una decena de nuevos complejos se sumaron a los pioneros del sector que, en muchos casos, durante la década del 90, funcionaron como canchas de pádel. Con modernos campos de césped sintético e iluminación para jugar de noche, las canchitas reciben cientos de clientes por semana. Además, ofrecen vestuarios con duchas, y cantinas para un "tercer tiempo" refrescante. Empresarios contaron a LA GACETA que la demanda del servicio se sostiene por la escasez de espacios naturales para jugar al fútbol, sobre todo de noche, y por la necesidad que expresan los clientes de practicar deporte para combatir el sedentarismo. "Nos dimos cuenta que hay una necesidad mayor de hacer actividad física, al menos una vez a la semana. El fútbol es un deporte arraigado en la cultura. Por eso decidimos invertir", explicó el propietario Mariano Fernández.

La mayoría de los emprendimientos son inversiones familiares o asociativas. Los entrevistados coincidieron en que el esquema de negocios resulta rentable en un mediano plazo, ya que la demanda crece de forma sostenida, sobre todo en los meses cálidos, con clientes que conservan turnos fijos durante los días laborables. Además, aseguraron que no son elevados los gastos fijos mensuales. El empresario Raúl Silva aseguró que lo más difícil es contar con el dinero para iniciar la construcción del complejo. "Una vez iniciado el negocio, no hay grandes gastos mensuales. Son pocos los casos en los que se contratan empleados. Siempre atienden los dueños", señaló. El precio promedio que se cobra por los turnos de una hora para jugar al fútbol 5 en la plaza local, oscila entre $ 120 -en los horarios de luz natural- y hasta $ 150, cuando se encienden los reflectores. Los partidos nocturnos representan el 70% de los ingresos, ya que la mayoría de los clientes son amigos que juegan después del trabajo. Las canchitas generan un gasto de energía eléctrica que, en promedio, oscila entre $ 1.000 y $ 1.500 de luz comercial. Jorge Carrero, propietario de un complejo, consideró que en la capital y en Yerba Buena, donde el negocio alcanzó un auge notable, hay pocos espacios naturales para jugar. "Los clientes buscan lugares cómodos, donde no se lastimen, donde puedan bañarse y tomar algo después de jugar", analizó.

El pitazo inicial

Según los empresarios, el 80% de los socios que invierten en el negocio son dueños del terreno en el que construyen las instalaciones. Por eso, aclararon que los desembolsos iniciales son el césped sintético y la iluminación. El primer paso es la compactación del suelo y la construcción de la base. En el mercado hay tres fabricantes de alfombras. Adrián Pasos, representante de una firma, explicó que en Tucumán la medida habitual es de 15 metros por 30 metros (ver infografía). "Cuesta $ 80.000 más IVA", precisó. Una base de hormigón vale entre $ 30 y $ 50 el metro cuadrado, y un sistema estándar de iluminación desde $ 12.000 y hasta $ 35.000, con cableado subterráneo.

El césped sintético es la inversión inicial del negocio

Un césped sintético de calidad es el principal atractivo de una cancha de fútbol 5. Es recomendable que los emprendedores que se inicien en el negocio inviertan en una hierba artificial de calidad, para que la demanda de los clientes se consolide. Así lo recomendaron fabricantes de alfombras entrevistados por LA GACETA. Aldo Chelo, gerente de una firma, aseguró que hay alternativas para reducir costos. Una de ellas es evitar un contrapiso de hormigón, cuyo valor para una cancha de 450 metros cuadrados oscila entre $ 14.000 y $ 25.000. "Sería lo ideal, pero la inversión es muy alta para alguien que recién empieza. Lo que sugerimos es una base de suelo cal, en una mezcla de material calcáreo, con proporciones de cal y de cemento. Con esto se puede ahorrar hasta un 30%", explicó.

La hierba artificial consisten en un tejido de monofilamentos de una fibra de polietileno, denominada Tencate Thiolon Grass (ver infografía). Esta superficie alcanzó gran auge en el mercado, debido a que soporta altas temperaturas, y a que tiene una mayor resistencia a las fricciones de un partido. Además, permite jugar con lluvia, ya que el agua se escurre hasta la base. "No es abrasivo, es decir que los jugadores no se lastiman", remarcó Chelo.

Según los fabricante, una canchita dura entre 10 y 12 años, si se hace un mantenimiento cada uno o dos años. En una alfombra de medida estándar se debe aplicar cuatro toneladas de caucho, que están incluidas en la compra. "Si se coloca menos, el tejido queda desprotegido y puede traer consecuencias en la duración", Juan Martín Abuin, representante de una firma.

Las otras inversiones necesarias son un vestuario -que lo exigen las autoridades sanitarias- y una cantina. "Así, los cliente se quedan más tiempo y consumen", analizó Adrián Pasos, vendedor de un fabricante. Estas instalaciones abren nuevas posibilidades al mismo negocio. En el 80% de los emprendimientos, la cancha se usa para fútbol 5 de lunes a viernes, desde las 18 y hasta la medianoche. "Si se agregan, por ejemplo, quinchos o salones para cumpleaños se puede alquilar el fin de semana. Es un negocio con muchas posibilidades de crecimiento", finalizó Pasos.

ANALISIS

Potreros modernos

Por Tobías Fernández - LA GACETA

El partido con amigos o con compañeros de trabajo se espera durante la semana. La necesidad de hacer una hora de actividad física, y de reencontrarse en otro ámbito, alienta el boom comercial de las canchas de fútbol 5. Resulta interesante que los propietarios de complejos, al notar la falta de espacios naturales, invirtieran en un negocio que permite, a grupos de apasionados jugadores, despuntar un vicio sano por $ 15 semanales. También es auspicioso que, en tiempos difíciles, proliferen emprendimientos familiares o asociativos. En los años 90', el pádel fue una moda que llevó a muchos empresarios a instalar canchas. Hoy, con menos espacios naturales, el fútbol -que siempre fue popular- se juega en canchas alquiladas, de césped sintético. ¿Serán los potreros de la modernidad? Tal vez, pero no importa. Alejandro Dolina escribió una vez: "qué hermoso es el fútbol de la muchachada. El de los equipos de barrio. El que se juega en canchas alquiladas". ¡Cuánta razón tiene!