Don Gaspar Taboada fue uno de los informantes que Ernesto Padilla tenía sobre anécdotas tucumanas de fines del siglo XIX. En el archivo Padilla se conservan cartas al respecto. Nos interesa la fechada el 14 de julio de 1950, donde Taboada describía el gobernador y literato Silvano Bores.
Recordaba haberlo escuchado hablar desde los balcones del hotel de Foiri (hoy Plaza Hotel) en la recepción a Dardo Rocha, quien pasaba a Bolivia como embajador. "Empezó Bores a pronunciar su discurso y no pudo leerlo, tal vez por la vista, y entonces, arrojando sus carillas a la calle, se largó improvisando otro", contaba.
Otra anécdota. Taboada sacó la lotería con don Alejo Valdez y con ese motivo dieron un gran almuerzo, en el hotel que existía frente a la estación del Provincial. Recordaba que, al final de la larga reunión, Bores instó a Taboada y a Román Torres a improvisar un discurso. Torres pidió: "dénos tema". Bores lanzó como tema "La consecuencia y la lealtad política". Al terminar, declaró que "podría morir tranquilo si pudiera decir que dejo en Tucumán tres discípulos", refiriéndose a Taboada, a Torres y a Ernesto Padilla.
En la Legislatura, un día pidió la palabra Ramón V. López. Con este hombre, Bores había tenido antiguos conflictos. Por eso, "apartando con su mano el cuerpo de su compañero de banca, dijo: 'Déjenme mirar a ese gato manso de todos los gobiernos".
Según el testimonio de Taboada, Mario Bravo pensaba escribir algo sobre Bores y pidió sus discursos. "No sé si en la biblioteca de Mario Bravo, que se dio a la Universidad Nacional de Tucumán, haya algo al respecto; si no lo han robado, también, como dicen que se ha hecho con muchos de sus mejores libros.