Michel Onfray nació en un hogar humilde del norte de Francia. Su madre fue empleada doméstica y su padre un obrero rural. Nació en el fango y fue abandonado por sus padres en un orfanato católico. Vivió en medio de los abusos de curas y trabajó en el Ferrocarril y en una fábrica de quesos. Fue obrero a duras penas y estudió como pudo. En las clases de filosofía antigua descubrió a Lucrecio y su De la naturaleza de las cosas, el bello poema materialista. Éste lo llevó a las escuelas postsocráticas y en especial al sabio antiplatónico Antístenes. Antístenes lo condujo a Diógenes y así se interesó en las estrategias lúcidas y prácticas de los cínicos. Diógenes andaba por las calles harapiento y hacía el amor en las veredas como Crates con su hermosa Hiparquía. Diógenes era un innovador, un desprejuiciado y un rebelde que rechazaba las convenciones sociales. Emulaba la conducta del perro y ladraba a los cuatro vientos sus opiniones sobre la hipocresía de la sociedad y gritaba que Platón era un filósofo que no inquietaba a nadie.

El francés Michel Onfray escuchó, 2.000 años después, la fuerte voz rasposa de Diógenes y sintió que esa voz lo convocaba. Estudió la anti pose rebelde y contestataria del filósofo cínico y creyó que era necesario revivir las ideas prácticas y la estética de la existencia de los flatómanos griegos.

Onfray no se conformó con leer y difundir a los griegos. Fundó, además, una universidad popular en Caen y escribió una contrahistoria de la filosofía que reivindica a los cínicos, los materialistas y los libertarios. Es decir, aquellos que la historia idealista ha borrado. Onfray ha publicado en español Tratado de ateología, Cinismos y varios tomos de su Contrahistoria de la filosofía.

Filosofar como un perro (2013) reúne las columnas breves y contundentes que publicó en el semanario francés Sine Hebdó. El cínico se define por sus gestos. Y estas breves columnas funcionan como dardos que salen de la boca certera y cruel de Onfray. No ahorra dagas ni golpes nocturnos ni burlas y tampoco mide las consecuencias: se lanza contra el papa Benedicto XVI, contra los popes de la política francesa, contra Sartre y Bernard Henry Levy, entre otros. Sus palabras buscan dar en el centro y se lanzan sobre aquellos que avalan el capitalismo y sus versiones solapadas e indirectas. Ataca a filósofos de la talla de Alain Badiou y a los postmarxistas que se han dedicado a la gimnasia light del posmodernismo. Como si fuera un Nietzsche del siglo XXI, como un Nietzsche que ha leído a Proudhon y a Bakunin, a Foucault y a Camus, Onfray ataca a todos aquellos que defienden las causas perdidas del idealismo y del cristianismo.

- "Los filósofos están tan tristes... ", dice en Filosofar como un perro. ¿Qué propone un filósofo que ríe? ¿De qué se ríe un cínico?

- El hecho de reír es no tomar por serio lo que casi todos toman seriamente: los honores, la familia, el trabajo, la patria, el dinero, los títulos, la reputación, la gloria… Es no sacrificar la vida a ningún ídolo: el Partido, Dios, la Iglesia, el Proletariado, la Revolución, el Mercado… Es el hecho de no efectuar ninguna genuflexión, frente a quien sea: Marx, Freud, Sartre, Lacan… No tomar ningún libro por sagrado: la Biblia, el Talmud, el Corán, y el Pequeño Libro Rojo (de Mao)… Es darle la espalda a Hitler y Stalin, Pétain y Mao, Mussolini y Castro… Es el hecho de no reconocer ni dios ni amo…

- En el libro critica al papa Benedicto XVI. En Argentina hay una especie de fervor extraño por el nuevo papa argentino, como si eso cambiara la posición de la Iglesia frente a ciertos problemas. ¿Qué opinión tiene del papa Francisco?

- Nunca hay que olvidar que es un jesuita y que es propio de los jesuitas elegirse un nombre contrario a lo que son los jesuitas: el de Francisco de Asís. Los jesuitas, gente de corte y poder, de cultura e intriga, consejeros de los príncipes, y de engaños sofisticados, no viven en el mismo mundo que los franciscanos, gente de pobreza y de simpleza, de frugalidad y suavidad. El nuevo Papa ha elegido voluntariamente esta esquizofrenia: va a dirigir la Iglesia Apostólica y Romana pero aparecerá frente a los periodistas y hablará a los medios en franciscano. Por el momento la receta anda de maravilla.

- ¿Por qué defiende la eutanasia?

- Porque permite ejercer la voluntad hasta el fin, y, sobre todo, cuando la voluntad está llamada a reducirse día a día; y de manera irremediable, como una piel de lágrimas, hasta más nada…

- Platón -enemigo de los cínicos- decía que la filosofía es una preparación para la muerte. ¿Sirve la filosofía? ¿Para qué?

- ¡Platón no estuvo exento de decir tonterías! Si él se hubiera aventurado en creer en lo que dijo, le hubiera sido fácil tallarse las venas y arreglar el problema uniendo el gesto con la palabra… Sin embargo murió octogenario, asistiendo a un festín nupcial… Por otra parte, me vería mal, ¡por haber consagrado mi vida a algo que no sirve de nada! Obviamente es útil ¡y cuánto lo es! Útil para vivirla (a la filosofía), vivir bien, vivir mejor, realmente vivir. A diferenciar las cosas y a dejar de lado lo que es vano para dedicarse a lo esencial. A saber: vivir parado, derecho, sin aumentar la negatividad del mundo y tomando de lo real lo que nos puede dar, a fin de "disfrutar del puro placer de existir", para decirlo con las palabras de Epicuro.

- ¿Podría hablar de su elogio de Albert Camus y de Proudhon?

- En dos palabras, no es fácil… Digamos que en Francia, la izquierda intelectual vive bajo un régimen de referencias marxistas. En ese sentido, Proudhon es el gran enemigo porque Marx había decidido en su tiempo que había un solo socialismo, el suyo, que era científico y dialéctico, mientras que el de los demás, el de todos los otros, era utópico. Ha ridiculizado a Proudhon, pero no lo ha refutado. Y la historia no le ha dado la razón a Marx: el capitalismo no ha desaparecido, se adaptó con los fascismos, las guerras, el sovietismo (que fue un capitalismo de Estado), la sociedad de consumo, la virtualización, etcétera. La historia misma le da la razón a Proudhon: contra el jacobinismo de Estado y centralizador marxista, contra el poder robado al pueblo y confiscado por el partido, contra la ideología que no le da la razón a toda realidad que no proporciona razonamiento, Proudhon ha propuesto el mutualismo, la federación, la cooperación, la autogestión, el pragmatismo, el utilitarismo. Pero la el mundillo intelectual, por más de que no sea marxista, conserva los reflejos pavlovianos del marxismo: devoción al hegelianismo, genuflexión frente al pretendido sentido de la historia, religión de la dialéctica. En esta configuración, yo valoro a los partidarios del socialismo libertario, incluidos Proudhon y Camus. Porque Camus ha sido libertario a lo largo de su existencia, pero una lectura sartriana, entonces marxista, lo ensució hasta el último grado. Yo quería rehabilitar a Camus en su pensamiento, en su dignidad, en su grandeza, en su verdad libertaria. Limpiarlo de las manchas sartrianas que aún lo cubren demasiado.

- ¿Qué es el post-anarquismo para Michel Onfray?

- Es el nombre de mi inscripción en el pensamiento anarquista, pero sin los catecismos anarquistas: no se puede pedir a los pensamientos del siglo XIX que entreguen todas las llaves para el siglo XXI. El post-anarquista es entonces un anarquista, pero un anarquista que no busca al pensador anarquista canónico, estampillado, ortodoxo. Es el pensamiento que, por tal o cual punto, podrá ser útil para constituir un pensamiento libertario contemporáneo. Así, el post-anarquista efectúa un derecho de inventario y saca de Deleuze, Guattari, Foucault, Derrida, Bourdieu, y todo el pensamiento crítico, Adorno, Horkheimer o Arendt, las llaves para construir un pensamiento crítico libertario para actuar aquí y ahora.

- En su libro El crepúsculo de un ídolo usted afirma: "Toda filosofía proviene de una autobiografía". Yo he escrito un ensayo sobre este asunto (la relación entre filosofía y biografía) y es por eso que su idea me interpela especialmente. ¿Podría desarrollar esta afirmación? ¿Podría dar ejemplos de la historia de la filosofía?

- He creado la Universidad Popular de Caen en 2002 para poder demostrar en mi curso semanal esta articulación de la biografía y del pensamiento del filósofo. Esta tesis no es mía, sino que es de Nietzsche, quien la presenta en el prefacio del libro La Gaya Ciencia. Desde hace 12 años, muestro efectivamente que los conceptos no caen del cielo de las ideas en el cerebro de un filósofo elegido, sino que se elaboran en un cuerpo real, en una carne concreta, ella misma inscripta en un tiempo y en un lugar, en una historia y una geografía, en una historia local y general, en una geografía local y general. La tradición idealista no quiere nada de esta genealogía de la filosofía, la universidad execra esta lectura a la que encuentra demasiado trivial y la prefiere como un mundo de ideas puras que embeberían de éter sublime, unos filósofos definidos como unos ectoplasmas. Esta manera idealista y universitaria permite separar el pensamiento y el pensador; y dice del pensamiento que es eminente por más que el pensador sea un monstruo: pienso en Heidegger. Permite también al universitario, que es un funcionario de la filosofía, sentirse él también un filósofo; porque, gracias a este artificio, ¡no es imprescindible llevar una vida filosófica!

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* Traducción de Liberal Hostier.

PERFIL 

Michel Onfray nació en Argentan, Francia, en 1959. Es doctor en Filosofía y fue profesor del Liceé de Caen entre 1983 y 2002, año en que renunció para fundar la Universidad Popular de Caen. Su Tratado de ateología fue un best-seller en Francia. Su obra fue traducida a más de 20 idiomas.Filosofar como un perro acaba de ser editado en la Argentina por Capital Intelectual.