ENSAYO

LAS PELÍCULAS QUE LACAN VIO

CARLOS GUSTAVO MOTTA

(Paidós - Buenos Aires)

Cine y psicoanálisis crecieron simultáneamente en el siglo XX y la relación entre ambos sigue generando una mutua influencia. Más precisamente el contacto entre películas, que denominaríamos clásicos del cine, con la teoría psicoanalítica lacaniana. En este libro puede percibirse el regocijo de Jacques Lacan cuando los filmes analizados ratifican las propuestas centrales del edificio teórico del autor. Así, grandes directores como Buñuel, Renoir, Chaplin, Kurosawa, Hitchcock, Dassin, Visconti, Fellini, Malle y grandes películas como Un perro andaluz, Rashomon, La ventana indiscreta, Psicosis o La dolce vita, entre muchas otras, son comentadas y, obviamente, revisadas en clave analítica.

Si el axioma "ver para creer" tiene fuerza demostrativa, al autor parece preocuparle la Nada interrogando todo, tratando de extraer de la realidad un sentido convincente; qué será de los personajes después de morir y antes de ser olvidados. Los límites de la subjetividad, tema dominante de toda indagación psicológica, encuentra particular atención en el abordaje de los tres registros lacanianos; imaginario, simbólico y real. Allí se inscribe la complejidad que pueda y quiera dar cuenta del deseo y su oscuro objeto.

Todo lo descrito hasta aquí va indicando qué lectores pueden disfrutar más la obra. Más allá del mundo "psi", anhelantes de síntesis clarificadas para ordenar su difícil ejercicio clínico y consolidación teórica, la oferta cinematográfica atrae con fuerza el viejo deseo de ver lo que uno piensa. El cine prospera y asegura su presencia perenne por la inevitabilidad de identificarse que todo espectador experimenta y vive frente a una narración. El primer cortometraje de Motta, titulado Iconos, ¿de qué estará hecho el mañana?, previo al texto actual -también disponible en expresión fílmica- y su Historia de una herida: la aparición del SIDA en el mundo, muestran la gran capacidad para encarar temas cuyas claves de coexistencia enriquecen la difícil comprensión en que transita el destino humano. El texto nos recuerda y remite a las investigaciones de Slavoj Zizek sobre Hitchcock. 

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Osvaldo Aiziczon