Se lo asocia a menudo como un entretenimiento, como algo bonito o lindo. Sin embargo, el arte tiene una proyección social, no sólo porque es la expresión del hombre en su época, sino porque puede colaborar a transformar realidades individuales y colectivas. Ello sucede, por ejemplo, con la música que, cuando se la saca de los teatros y se la lleva lugares abiertos, genera la adhesión espontánea de la gente, aunque no se trate de su género favorito. Con más razón cuando su enseñanza se proyecta hacia barriadas donde viven comprovincianos con pocos recursos económicos.

En pocos años desde su puesta en marcha, el programa Orquestas y Coros para el Bicentenario ha comenzado a dar satisfacciones, principalmente a sus propios integrantes. En julio pasado, la orquesta de la escuela "Maestro Arancibia", surgida en el barrio 260 Viviendas, brindó un concierto en Tecnópolis, frente a 2.000 espectadores. Luego fueron recibidos por la Presidenta. Finalmente, los llevaron a Mar del Tuyú, donde los 95 chicos que integran el conjunto por primera vez vieron el mar. "Si me dieran a elegir entre mantener mi empleo y la música, elegiría sin dudar a la música. Mi sueño es ser profesora de violín", le dijo a una periodista de nuestro diario una joven de 22 años que toca el violín y trabaja en un bar.

La directora de la orquesta, que se formó en 2009, dijo que los chicos aprendieron a trabajar en equipo, a entender que cada parte del conjunto es importante y que si no se aprenden bien su partitura, toda una fila sonará mal. La experiencia les mostró la importancia de la concentración, la disciplina, el esfuerzo, el respeto y la cooperación con el otro. "Y todo esto recala en sus hábitos de estudio y en el modo en que organizan sus tiempos", señaló. Junto a ella trabajan nueve profesores de los distintos instrumentos.

Respecto del aspecto social, la directora dijo: "Aquí vemos todo tipo de casos: abusos, maltratos, padres que se desentienden de sus hijos, que no los alientan o que no van nunca a los conciertos. En medio de eso, nuestro trabajo es hacerles ver que lo que los rodea es simplemente eso, lo que les rodea, no ellos mismos. Que son importantes y que valen mucho. Por supuesto, también hablamos con el entorno y, en los casos graves, hemos hecho denuncias".

El programa de Orquestas y Coros, impulsado por el Ministerio de Educación de la Nación, provee los instrumentos, mientras la Provincia se hace cargo de la mayor parte de los salarios de los docentes. Justamente, este pareciera ser uno de los puntos discordantes del Programa por la precariedad en que se hallan los profesores que depende de la Provincia. Este año, estuvieron cinco meses sin cobrar, pese a que habían renovado los contratos en mayo; en agosto pasado, les abonaron marzo, abril y mayo. Por otro lado, carecen de seguro, de licencia por enfermedad o embarazo, no tienen derecho a vacaciones, a aguinaldo y a indemnización.

Los buenos resultados sociales y artísticos que se vienen plasmando en las orquestas y coros son el reflejo de la dedicación de sus docentes que han sabido contener y estimular a los chicos y hacerlos protagonistas de otra realidad, la de la música, que les permite aprender, expresarse, a trabajar en equipo y en seguir un objetivo común. Si sembráramos la provincia con orquestas seguramente tendríamos en el futuro una sociedad más sana y humana.