Es mediodía del lunes. Juana Molina está cocinando en su casa de pasaje Padre Roque Correa y calle Corrientes (altura 3.000), cuando escucha aplausos que llegan desde la vereda. Sale, y atiende la consulta con cordial actitud.

- Disculpe, somos de LA GACETA. Venimos a preguntarle si vio alguna vez 50 rampas para discapacitados en esta esquina. O al menos en esta zona…

- No, bueno, estas que están acá son las únicas que he visto -responde, señalando las ocho plataformas de cemento instaladas en ese cruce; y tras bucear en su memoria sobre la geografía del barrio niega con la cabeza-. No, no hay más rampas para aquellos lugares tampoco.

Esta ama de casa, de 40 años, mantiene el tono gentil, pero agudiza la mirada para constatar si no le están tomando el pelo. Por eso, se le explica que hay un informe oficial del Tribunal de Cuentas (TC), en el que consta que la Dirección de Arquitectura y Urbanismo (DAU) debería haber instalado en esa zona medio centenar de rampas para discapacitados.

La obra, según el ente de control, fue realizada durante la gestión del ex director de la repartición, Miguel Ángel Brito, y costó $ 25.600. Los auditores del TC, igual que Molina, apuntaron que no se pudieron detectar las 42 plataformas restantes, pese a "un recorrido efectuado en el sector". "Por lo tanto, no se pudo constatar la efectiva contraprestación del objeto contratado", indicó la ingeniera fiscal Lucía Feminías en la auditoría del Tribunal de Cuentas, ordenada por su presidente, Miguel Chaibén Terraf, y los vocales Marcelo Vidal y Sergio Díaz Ricci.

El informe
El informe fue elevado en mayo a la Justicia penal, y se anexó a una causa iniciada hace un año por la denuncia de la legisladora opositora Silvia Elías de Pérez (UCR). Tres fiscales de Instrucción (Adriana Reinoso Cuello, Washington Navarro Dávila y Arnoldo Suasnábar) se inhibieron de investigar las presuntas anomalías en la repartición. En julio, por fin, la jueza Mirta Lenis de Vera ordenó que fuera Suasnábar el encargado de llevar la investigación.

El informe del TC contiene varios datos sobre unas 500 obras (86 registraban anomalías, según reveló ese documento), y los auditores estatales consideraron que podría ser útil para la pesquisa penal, según una nota elevada a Reinoso Cuello en mayo pasado.

La ingeniera fiscal Feminías revisó -entre otros- el expediente Nº 3.122/321-I-2010 de la DAU, de la obra "rampas para discapacitados en calle Corrientes y Padre Roque Correa - Capital". La auditora consignó que el 28 de octubre de 2010 la repartición le otorgó "carácter de urgente y prioritario" a ese proyecto. Así, la prestación de mano de obra y materiales para las 50 plataformas se adjudicó -vía contratación directa, gracias a la ley 7.960- a la empresa "Arquitecto Julio César Villafañe", el 24 de noviembre de ese año, por un monto de $ 25.600. "Los trabajos fueron facturados (…) seis días después", consignó Feminías. Los documentos fueron rubricados por Roberto Bianchi, ex subdirector de la repartición.

Molina, sin embargo, aseguró haber visto que la instalación de la rampa en la esquina de su casa se concretó en noviembre del año pasado. Y se quejó por el estado de la obra. "Acá, por ejemplo, no han terminado de hacer el cordón. Es la única esquina que no tiene cordón, y eso va a debilitar la rampa. También hay un desagüe que no está tapado; algunos pasan por ahí, y si llegan a pisar mal, se caen, aunque vayan en silla de ruedas", explicó la vecina, mientras recorría su vereda. Luego, reafirmó que no hay facilidades de acceso para discapacitados en esa zona. "En la esquina de allá, que es 're' peligrosa, haría falta", dijo, señalando hacia Santiago y Padre Roque Correa.

Molina advirtió que "el trabajo quedó mal hecho" y "es peligroso", y confirmó que la obra fue realizada por la DAU. "Nosotros les preguntamos por qué no terminaban el cordón, y me contestaron que ya venía la otra cuadrilla. Pero eso no pasó hasta ahora", se lamentó.

El músico al que nada detiene

"Tengo que subir a la vereda por los cordones"

Luis Dorieux no tiene problemas para tocar la batería en la banda de rock "Los Peces Gordos". Pero al músico le resulta casi imposible desplazarse sin inconvenientes, con su silla de ruedas, por las calles de Tucumán. "Cuando voy a tocar a los distintos pubs, siempre tengo que subir a la vereda por cordones o por los estacionamientos. Las rampas deberían estar en todas las ochavas de las esquina, para los dos lados", afirmó el Dorieux. El baterista destacó que visitó EEUU en dos ocasiones, y que allí advirtió la diferencia entre las ciudades planificadas para la inclusión de quienes tienen impedimentos -como la motricidad-, y las urbes que se olvidan de este aspecto clave. "No espero que seamos como Las Vegas o Los Ángeles en ese sentido. Pero las rampas, en todos lados donde estuve, tienen de un lado y del otro una medialuna en acero. O sea que no se destruyen jamás. Acá rompen el cordón de una vereda, le ponen un poco de mezcla, y lo dejan mal hecho, porque siempre le queda un borde que es peligroso", apuntó el baterista. Luego, destacó que los barrios de la periferia de la Capital y las ciudades del interior no suelen tener plataformas. "Hacer algunas rampas, y por partes, no sirve demasiado", afirmó.