Hay silencios que valen más que más que 1.000 palabras. La desazón que mostró la hinchada de San Martín en gran parte del partido de ayer contra Libertad de Sunchales expuso el paupérrimo espectáculo que se observó durante los 90' en La Ciudadela.
Cambiar para no cambiar nada. A pesar de que Carlos Roldán aplicó cirugía mayor en el equipo titular, para tratar de revertir el pobre desempeño en la derrota frente a Juventud Antoniana, nada de eso ocurrió y todo siguió igual.
Es que a San Martín le cuesta encontrar el nivel de juego que le permita convertirse en el protagonista que el hincha exige. Ante un adversario que vino con el único argumento de jugar la pelota lejos de la fortaleza defendida por Darío Sand, San Martín nunca pudo elaborar siquiera juego asociado. Albano Becica, el enganche y conductor, arrancó el partido como para llevarse los mejores aplausos de la tarde, pero desgraciadamente para los "santos" su labor se fue diluyendo a medida que el encuentro se adelantaba en el tiempo. Y vaya si el "santo" lo sintió, porque ausente su estratega, nadie tomó la lanza y salió a copar la parada. O sea, era un partido con dos equipos que no sabían cómo hacer para ganar.
En los primeros 45 minutos, las llegadas mas relevantes se concretaron con la subida César More por el lateral izquierda. "Flecha" fue uno de los pocos jugadores que se salvaron del aplazo. El ex Atlético se las ingenió para enviar dos centros que Martín Seri se encargó de desperdiciar desde buena posición. Y en el segundo tiempo, Sand, con intervenciones meritorias, se fue constituyendo en el mejor hombre de la visita. El golero, en brillante acción, mandó al córner un cabezazo de Miguel Fernández.
Sobre el final, Libertad contó con la chance más concreta para marcar, pero Franco Mendoza se encargó de desperdiciarla y dejar pasar el tren.
El hincha despidió con silbidos a San Martín y se retiró más que preocupado, porque dentro del campo de juego su equipo no le da argumentos para ilusionarse.
El lateral fue la única salida que tuvo San Martín desde el fondo y generó dos claras situaciones de gol que desperdició Seri. El "Monito" fue una amenaza constante.
Para un equipo que pretende ser protagonista, es un argumento escaso depender del talento de Becica para elaborar el juego. Ante un rival limitado, careció de ideas para desequilibrarlo.