"Al este, las sierras de Guasayán/ y al oeste las sierras catamarqueñas/ pero en un mismo pueblo/ está San Pedro de Guasayán", dice el estribillo del himno oficial "A San Pedro, mi pueblo natal", de Cecilia Rodríguez Cáceres.
La singular estación ferroviaria, del troncal CC fue construida en 1883, sobre dos departamentos de distintas provincias, que limitan con el sureste de Tucumán. En ese inmenso predio, las vías aún mantienen actividad ferrocarrilera, pero el edificio, sencillo y de estilo inglés, con sus techos en pronunciada caída, se deteriora inexorablemente. En ese solar de seis raíles -dos catamarqueños y cuatro santiagueños- hubo un tiempo de intensa y prolífica actividad vinculada con la industria maderera y el rubro ganadero.
Actividad forestal
"Las picadas del ferrocarril/ fueron abriendo caminos y/ con la llegada del tren/ se fundó la estación/", dice otra estrofa.
En las playas del ferrocarril había un aserradero, que era propiedad de don Antonio Espeche. En 1955 lo adquirió don Juan Zemán, oriundo de la capital santiagueña. "Entre 1925 y 1928 la mayor actividad era forestal. Se trabajaba bastante porque los ingenios tucumanos pedían mucha leña para sus trapiches o los troncos se quemaban para convertirlos en carbón. Diariamente ingresaban a la estación, alrededor de 20 a 25 carros o carretas, tirados por mulas, con leña y carbón, que se estacionaba en el canchón ferroviario", explicó Juan Carlos Cisterna, funcionario del municipio sampedrino.
"En el aserradero de don Zemán -añadió Cisterna- se cortaba la leña y se utilizaba bastante la madera de quebracho blanco y colorado. Esta última, por ser dura y resistente a la humedad es ideal para la fabricación de postes y de durmientes para las líneas ferroviarias. Aunque en la actualidad, sólo queda un aserradero en la parte de Santa Rosa y pertenece a la familia de don Luis Díaz".
Categórico
"Carros con carbón y leñas/ fue el matiz forestal y/ el monte más significativo/ estaba camino a Villa Guasayán/, indica el himno. Juan José Bracamonte, fue más categórico en sus expresiones: "acá hubo muchos obrajes hasta 1960. Entre otros, estaban los aserraderos de don Raymundo Cisterna, don Jorge Aydar, don Nicolás Gómez, don Antonio Rasquídes, el de la familia Gómez Infante del Castaño. Este último se encontraba en Villa la Punta, pero traían sus productos forestales a la estación de San Pedro. Ahora solo sobreviven el de don Damaceno Ibáñez y el de don Raymundo Cisterna. No sólo el quebracho abundaba en la zona también el algarrobo, el mistol, el garabato, la tala, entre otras especies, que en la actualidad muchas ya desaparecieron a pesar de la reforestación. Los obreros solían hachar entre cinco o seis metros cuadrados, sacaban la leña en zorras y la apilaban hasta ser cargadas", dijo el ahora secretario de Obras Públicas,
Sólo nueve casas
"Cuando se edificó la estación sólo había nueve casas. Tenía como linderos extensiones de chacras o montes. Las veredas eran de ladrillos y las calles, de tierra. Por eso cuando llovía, el paso de los sulkys y carretas se hacía dificultoso. En cada esquina había un poste de quebracho", describe la historia del lugar, según testimonios de descendientes de habitantes de esa época.
Los inmigrantes
"Camina en las polvorientas/ calles sampredinas;/ un inmigrante sirio libanés".
"La mayoría de los habitantes de San Pedro Guasayán-Santa Rosa son descendientes de españoles, italianos, criollos y algunos sirio libanés, mal denominados árabes. Estos últimos se quedaron y mezclaron su sangre con la de nativos o lugareños", dijo Luis "Buby" Brunetti, médico del pueblo y actual intendente del municipio santiagueño de tercera categoría.
En cambio, según cuenta la investigadora de la historia del lugar Rodríguez Cáceres, "los españoles, italianos y algunos criollos llegaron tentados por la riqueza forestal, pero cuando el monte se agotó se marcharon a otras provincias o regresaron a sus países. Los que se quedaron sobrevivieron con algunos obrajes, se dedicaron a la cosecha de granos, hortalizas, zapallos, al comercio o a la venta ambulante. Los Yutes, los Nour y los Rasquides son una muestra de ello".
Las casas cercanas al río
San Pedro de Santa Rosa, en Catamarca, también fue fundado en 1762. Los límites lo marcaban el Bañado de Ovanta y el trazado del ferrocarril Central Norte. En la actualidad es una delegación municipal que depende de la municipalidad de Bañado de Ovanta, creada en 1970.
Entre los primeros pobladores del lugar se encuentran las familias Bocchio (italianos), Nour y personalidades como Juan Ay- dar,Alberto Rodríguez, Victorina Sueldo y Mariano Cisterna.
En la esquina de la avenida María Eva Duarte de Perón y General Perón, detrás de la estación se encuentra la casa de los Cornejo, con más de 200 años.
Al frente, del lado santiagueño, en avenida Libertad y Maipú, en la esquina este funcionaba la municipalidad y al frente se encuentra la casa de don Alberto Rasquides, pioneros del lugar
La ex municipalidad era la casa de los Espeche, de 1878, que adquirieron los Lacoste y la donan al municipio. Ahora funciona un jardín de infante, el Concejo Deliberante, el Juzgado de Paz y el Registro Civil de Guasayán.