LA RIOJA.- Las Madres de Plaza de Mayo de La Rioja cuestionaron que el general César Milani siga al frente del Ejército. Lo hicieron mediante un documento titulado “Mártires del pueblo” en homenaje al obispo Enrique Angelelli y otros sacerdotes católicos y laicos asesinados durante la dictadura.

El reclamo fue transmitido a través de un documento firmado por la mamá del soldado riojano desaparecido Alberto Agapito Ledo. Organizaciones de derechos humanos consideran a Milani “un represor” y le endilgan el confeccionar un sumario el cual señalaba que Ledo había desertado de la fuerza para encubrir la desaparición del joven, consignó el portal "Rioja Virtual".

El documento dice que “deplora profundamente que el Gobierno nacional, que es el único que permitió el juicio y castigo a todos los culpables del genocidio, hoy sostenga como jefe del Ejército al represor César Milani, traicionando su trayectoria, traicionando la verdad histórica de que, los agentes de inteligencia, instruidos por la CIA para secuestrar, interrogar, torturar, etcétera, en la Escuela para las Américas, fueron los autores materiales del genocidio, más aún los Servicios de Inteligencia de todos los países, la CIA los coordinó en el Plan Cóndor”.

El documento está firmado por Marcela Brizuela de Ledo y Graciela Ledo, madre y hermana respectivamente del soldado desaparecido Alberto Agapito Ledo, así como por el ex preso político Alfredo Olivera y Luisa Torres de Toledo, madre del estudiante riojano Alfredo Toledo Torres, también desaparecido en Tucumán durante el gobierno militar.

Las Madres de La Rioja están vinculadas al sector de Hebe Bonafini, con quien tomaron contacto telefónico cuando salió a la luz la actuación de Milani cuando era subteniente, en el entonces batallón de ingenieros de construcciones 141 de La Rioja. Bonafini les dio su apoyo y no ha dicho ninguna palabra, hasta ahora, sobre Milani.

Olivera, en tanto, es quien denunció en el Nunca Más riojano, en 1984, que Milani fue quien allanó su casa y detuvo a su padre en forma ilegal en 1977 y luego hostigó al propio Olivera cuando éste fue detenido e interrogado en el Juzgado Federal de La Rioja.