Tipeando el nombre Leila Luque en cualquier buscador de internet, se obtendrán muchos enlaces principalmente referidos a mountain bike, pero también algunos de fútbol sala, atletismo, carrera de aventura, y buceando un poco más, hasta de handball. No se trata de un caso de homonimia deportiva, sino más bien de adicción a la actividad física. Es la misma Leila, que al parecer pertenece a esa clase de gente que no considera provechoso desperdiciar una tarde libre tirada en un sillón.
El tema es que las exigencias de la profesionalidad y el alto nivel son capaces de ir minando el lado placentero de hacer lo que a uno le gusta. Algo así le pasó a la cordobesa, que se empalagó de tanto subir y bajar montañas, y decidió aprovechar una grave lesión en el codo para estacionar la bicicleta por un tiempo. Poco después, resolvió llenar ese vacío con dos disciplinas: rugby y fútbol sala. Como para variar...
"Dentro de lo amateur que es, al ciclismo lo hice siempre profesionalmente, dedicándole mi tiempo y sacrificando muchas cosas por él. Pero ya se había vuelto casi una obligación. Por eso decidí practicar otros deportes es una manera de desenchufarme. Disfruto mucho entrenar, algo que en la bici me cuesta más", compara la todavía biker, pese a que lleva un año y medio sin pedalear en competición. De todos modos, aclara que no porque le resulten descontracturantes, se los toma con menos seriedad. "Cualquier deporte que practique, lo hago con compromiso y responsabilidad", subraya.
Al mundo del óvalo llegó hace casi un año, aunque el profesor David Ruffino, de la Facultad de Educación Física, ya la venía tentando desde hace dos. Cuando Cardenales organizó el Nacional de Clubes femenino, le ofrecieron sumarse a los entrenamientos.
"Me gustó mucho el ambiente y la forma en que se entrenaban, pero también lo hice por el desafío que representaba. Siempre me gustó ver hasta dónde puedo llegar. Y ahí dentro descubrí un grupo excelente de chicas", cuenta "Fideo", apodo con el que la bautizó Patricia Moa, una de sus compañeras "purpuradas".
Al debut contra las "amazonas" de San Isidro de Lules le siguió el torneo Valentín Martínez, en Uruguay. "Fue mi primera experiencia shockeante. En todo sentido...", se ríe Leila, recordando los moretones que le dejó el enfrentamiento con las Pumas.
Por su velocidad y contextura física, le toca jugar de wing. "No tanto como 'Isa' (Fontanarrosa, la otra velocista de Cardenales), pero corro rápido. Me costó aprender las reglas, pero lo que realmente no me gustaba era entrenar el tackle. No sabía cómo posicionar la cabeza y meter el hombro", confiesa, aunque no llegó al extremo de su compañera Rita Cazorla, quien alguna vez admitió haberse entrenado tackleando árboles.
Detrás de todo sólo hay...
...una mujer. Todavía hay quienes siguen creyendo que la palabra "rugby" no puede preceder a "femenino", pero Leila es un claro ejemplo de que una cosa no quita la otra. "La primera vez que tuve que saltar a recibir un line, me retaron porque me había puesto crema y no me podían agarrar. Tampoco pudieron lograr que me cortara las uñas. Siempre fui así, hasta me cuesta sacarme los aros para jugar", reconoce, con su acento y simpatía de La Docta que seis años en Tucumán no han podido contaminar. Eso sí, asegura que no le tiene miedo al barro, y que si tiene que hacer un asado para el tercer tiempo, se la banca.
La devuelve redonda
A su colección de disciplinas (que también incluye kayak y rollers), hace algunos meses le agregó el futsal. "Con otras chicas formamos un equipo llamado Unidas FC. Entrenamos donde podemos. De hecho, a veces pagamos para entrenar en alguna cancha, en el Avellaneda o en un centro vecinal. Me sumé porque conocía a una de las chicas, y ella me invitó", cuenta.
Por lo visto, para que agarre algún otro deporte es sólo cuestión de invitarla. Mientras haya adrenalina de por medio, todo bien. Sino, no hay chance. Así que ajedrecistas y afines, abstenerse. "Los deportes que son demasiado pacíficos me aburren. Siempre me incliné más los dinámicos, y los de contacto", asevera Leila, que de a poco se prepara para volver a los circuitos de montaña. Mientras tanto, define cruzado en futsal y se endurece el cuerpo derribando rugbiers: "me tacklearon, pero yo también tackleé mucho. Haciendo cuentas, creo que tengo saldo a favor, ja ja".