El parate por el receso de mitad de año va llegando a su fin en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Los expedientes del Consejo Superior se desperezan, y empiezan a ser tratados por los miembros de las respectivas comisiones. Pero en rigor, el contenido de esos documentos sólo interesa a los involucrados en ellos. Los consejeros, por el contrario, centrarán su atención en las definiciones que llegarán en las próximas semanas.

Ocurre que el segundo martes de este mes se reabrirán las sesiones del máximo órgano deliberativo de Gobierno de la UNT. Se trata prácticamente del último período previo al recambio total de autoridades de la casa de Juan B. Terán. Si bien la renovación se dará durante un mes -entre abril y mayo del año que viene- y, mientras tanto, seguirá sesionando el cuerpo con su actual conformación, la tensión política recaerá sobre la campaña electoral que realicen los candidatos a rector y a vicerrector.

La etapa de definiciones de candidaturas en la UNT se desarrollará en paralelo con el proselitismo de las distintas fuerzas de cara a la elección de diputados nacionales que se realizará el 27 de octubre. Pero las campañas no siempre marcharán por caminos separados. La UNT será un escenario en donde se librarán varias batallas. Es dable esperar que se profundice la puja entre los militantes de La Cámpora, que ocupan cada vez más espacio dentro de la universidad, y la Franja Morada, que cuenta con cada vez menos representantes en el gabinete del rector, Juan Alberto Cerisola. Esta lid irá de la mano con la profundización de la ruptura entre Cerisola y el diputado nacional -y ex funcionario de peso de la UNT- Luis Sacca.

Prudencia

Con un sonido apenas audible ya comienzan a mencionarse algunos nombres de cara al recambio en la conducción de la UNT. Los teléfonos celulares arden; los convites a cafés, a almuerzos o a cenas están a la orden. En todos se cocinan algunas incipientes alianzas. Ningún sector quiere, sin embargo, dar a conocer sus candidatos. Pero este silencio no durará mucho. Los tiempos académicos y administrativos no son los mismos que los políticos-electorales. Para estos últimos, las agujas del reloj se mueven con mayor celeridad. Y se sabe que salir retrasado puede ser tan perjudicial como salir antes de tiempo.