La quema de la caña de azúcar que se viene observando en estas últimas jornadas, y de la cual LA GACETA le dio una amplia difusión en el transcurso de los últimos 10 días, puso en vilo a toda la sociedad que se pregunta, permanentemente, por qué se quema la caña y por qué no hay sanciones ejemplificadoras que acaben con estos hechos en Tucumán.

Realmente no se entiende que haya productores que sigan usando el fuego como una práctica de cosecha, ya que su empleo, antes o después de la cosecha de la caña de azúcar, resulta totalmente incompatible con el futuro agroindustrial del cultivo, y afecta a toda la comunidad tucumana.

La Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) y el INTA, permanentemente, informan a los productores y a la sociedad sobre los perjuicios que provoca la quema y, a pesar de esto, los fuegos aparecen, principalmente después de las heladas, por el efecto arriba mencionado.

La Eeaoc elaboró un informe pormenorizado para LA GACETA Rural sobre las consecuencias de la quema, en todo lo relacionado con la producción de la caña de azúcar, ya que el fuego trae aparejado sólo pérdidas e inconvenientes graves a la población.

A pesar de la insistencia, año tras año, sobre la importancia de eliminar el uso del fuego en los cañaverales, y del campo en general, frente a la ocurrencia de heladas en Tucumán se vuelven a repetir comportamientos irracionales y peligrosos, que generan grandes pérdidas a los cañeros y a la industria azucarera, y se expone a riesgos significativos a toda la población tucumana.

Como es ya conocido por todos, esta práctica tiene consecuencias negativas para la comunidad, al perjudicar la calidad de vida de las poblaciones cercanas a las zonas productoras y entornos de los ingenios, y genera serios riesgos por los fuegos descontrolados que afectan cañaverales vecinos, a otros cultivos, la visibilidad en caminos y rutas y las líneas de energía eléctrica, entre otros problemas, exponiendo a la población a daños y accidentes.

Pérdidas

Para los productores tucumanos, quienes en su mayoría conocen e intentan manejar los cañaverales sin el empleo de la quema, el fuego irracional les causa serios perjuicios, provocando importantes pérdidas de azúcar cuando la quema se asocia al estacionamiento post cosecha, agravado por los efectos de la helada.

Además, su empleo elimina la posibilidad de que retorne al suelo una importante cantidad de biomasa vegetal e impide el aprovechamiento energético-económico de los residuos de cosecha, aspecto que tiene cada vez más importancia.

Por lo tanto, la sociedad en su conjunto debe asumir el compromiso de hacer todos los esfuerzos necesarios para eliminar, definitivamente, el uso del fuego del campo tucumano, asumiendo esta responsabilidad todos los sectores involucrados en la vida comunitaria y no sólo los ligados con la producción de caña: el Gobierno provincial, las municipalidades, las comunas, dependencias viales, los organismos de investigación, servicios y transferencia, el sector productivo y la comunidad en general.

Para esto, es imprescindible implementar un profundo cambio cultural en la relación de la comunidad con el fuego, para evitar los incendios accidentales y/o intencionales, que tantos perjuicios ocasionan a la producción, al medio ambiente y a la calidad de vida de la población.

La eliminación de la quema puede ser una realidad, si se logran avances significativos en disponer medidas preventivas para disminuir las posibilidades de difusión del fuego en el área cañera de Tucumán:

La Eeaoc considera que las medidas preventivas son prioritarias y fundamentales para avanzar en la eliminación de los peligros del fuego, las que deben ser ejecutadas antes de la ocurrencia de heladas, ya que después de éstas las malezas y cultivos, como la caña de azúcar, adquieren condiciones de alta combustibilidad.

Controles

Es muy importante que desde el Estado se articule con la Dirección Provincial de Vialidad, con las municipalidades y las comunas, medidas severas de manejo y control que aseguren la eliminación del uso del fuego para esta tarea, manteniendo limpias las banquinas mediante el empleo de equipos manuales o mecanizados, como las desmalezadoras.

La Eeaoc considera, pensando en el futuro, que se debe trabajar intensamente en concientizar a la población de los graves daños que se ocasionan a la comunidad y a los productores cañeros a través del fuego.

En la población no siempre existe conciencia de su real dimensión, de los perjuicios que trae aparejado el fuego descontrolado, de manera que es necesario lograr un cambio de actitud.

Por esto, se deben intensificar las actividades educativas de amplio alcance, que involucren a los diferentes sectores de la población, utilizando todos los medios disponibles. La creación de conciencia en la no quema debe ser dirigida a todos los sectores de la sociedad en su conjunto y, en esto, las autoridades provinciales y la dirigencia en general son los principales actores en difundirla.