BRASILIA/SAN PABLO/RÍO DE JANEIRO.- La organización Río de Paz realizó ayer una protesta en la playa de Copacabana por los 35.000 desaparecidos que tiene registrados en Río de Janeiro en los últimos seis años y para repudiar a la Policía por el secuestro del albañil Amarildo de Souza, cuyo paradero se desconoce luego de que fue detenido el 14 de julio por efectivos de la Unidad de la Policía Pacificadora establecida en la favela Rocinha.

Una decena de actores con sus cuerpos envueltos en telas blancas en homenaje a los ausentes, extendió una manta con la pregunta "¿dónde está Amarildo?". Su esposa, Elizabete Gomes da Silva, cree que su marido fue asesinado por la Policía y expresó su temor a que ella misma sea objeto de represalias por protestar, aunque aclaró que no recibió ninguna amenaza.

"Una gran parte de los desaparecidos ni siquiera fue registrado en las comisarías y no hay investigaciones para saber cuántos de ellos murieron", denunció la organización en un comunicado.

Incidentes en San Pablo

Luego de las jornadas de calma en Brasil en coincidencia con la visita del papa Francisco, en la noche del martes se volvieron a vivir hechos de violencia, durante una manifestación contra el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin. Grupos de movilizados se enfrentaron con la Policía en distintas avenidas de la metrópolis y se reportaron varios heridos y 20 detenidos.

La marcha había sido convocada por Internet por la organización conocida como Black Bloc (Bloque Negro), que instó a los participantes a concurrir "vestidos de negro y bastante preparados" a una represión policial. La protesta congregó a unas 300 personas y comenzó en forma pacífica, hasta que algunas personas arremetieron contra sucursales bancarias y otros comercios. Fueron reprimidos con bombas de gases lacrimógenos.

En medio del malestar generalizado de la sociedad, ayer el sindicato de trabajadores aeroportuarios inició un paro por tiempo indeterminado que afecta a 63 aeropuertos de todo el país (incluyendo a los de Guarulhos, en San Pablo, y Tom Jobim, en Río de Janeiro, que concentran el grueso de los vuelos internacionales), en reclamo de un reajuste salarial del 16%; el pago del seguro de salud, y la finalización del plan de privatización de esas terminales aéreas, impulsado por la presidenta, Dilma Rousseff.

Durante junio, en momentos en que se disputaba la Copa Confederaciones, se realizaron numerosas protestas en cientos de ciudades en contra de la corrupción y del elevado gasto en espectáculos deportivos y en reclamo de mejores servicios de salud, educación y transporte. Y dieron marcha atrás con un aumento de las tafiras. (Télam)